Le gustan los desafíos a Alejandro Grimson. Hace cuatro años que anda tras la pista de un caso rarísimo, en el que las personas con mayores ingresos son estigmatizadas. Los trabajadores petroleros de Comodoro Rivadavia (Chubut) tienen sueldos muy altos. Incluso, cuenta el antropólogo, ganan mucho más que los sectores medios, más que un docente, un comerciante y hasta algunos profesionales. Pero son los “negros”, los pobres, “un ejemplo extremo porque los estigmatizados siempre ganan menos que quienes los estigmatizan, excepto en Comodoro”, subraya el antropólogo. “A veces me preguntan por qué estoy estudiando un caso tan excepcional. En Comodoro hay un reducto civilizatorio europeísta que se considera superior a los demás. Esa creencia se apoya en una tradición cultural, pero no en el poder económico. La redistribución económica es necesaria para construir justicia social, pero no es suficiente. La redistribución no logra desarmar el poder cultural del núcleo hegemónico. Ese núcleo continúa ejerciendo un poder de estigmatización que produce efectos sobre los cuerpos y las prácticas de los estigmatizados. Se ve en las escuelas a las cuales asisten los hijos de unos y otros, en quién se casa con quién y en los barrios en donde viven.”