Sábado, 24 de diciembre de 2011 | Hoy
TELEVISION
En un año cruzado por los diferentes actos eleccionarios de relevancia nacional y provincial, el periodismo televisivo mantuvo el posicionamiento que cada parte eligió para contar la realidad. En la era del periodismo con posición, lo más fuerte en materia política en la TV abierta pasó por lo que ocurría en 6,7,8, Duro de domar, TVR y Bajada de línea, y su notable contraste con los noticieros de Telenoche y los ciclos periodísticos de TN. El enfrentamiento entre el Gobierno y el Grupo Clarín, y las actitudes que tomaron diferentes comunicadores en esa contienda, se volvieron más explícitos este año, cuando a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual se sumaron el proyecto de declarar de interés público la producción y comercialización de papel para diarios y la reciente intervención judicial de Cablevisión. El síntoma de este enfrentamiento fue la diferente cobertura que desde El Trece se les dio a las elecciones porteña y nacional. Mientras que para los sufragios a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la transmisión de El Trece anunció al segundo de pasadas las 18 la victoria de Mauricio Macri, la cobertura especial del canal de las elecciones primarias –y luego la presidencial– se privó de anunciar que Cristina Fernández de Kirchner se había impuesto. Para ello, apeló a todo tipo de giros lingüísticos y eufemismos inéditos, como el zócalo “Cerró la votación”. Sólo en el caso de las elecciones presidenciales el Grupo Clarín se ajustó a la ley electoral que prohíbe la difusión de encuestas, proyecciones y bocas de urna hasta tres horas después de finalizados los comicios. En cambio, los noticieros de Canal 7 mantuvieron ese criterio en todas sus coberturas eleccionarias.
También fue el año en que los spots publicitarios invadieron hasta el hartazgo la pantalla en el mes previo a las elecciones primarias y a la presidencial, con piezas que trajeron como novedad a la videopolítica las microficciones de algunos partidos. La campaña montada sobre el terror de la inseguridad de Francisco de Narváez, la de Adolfo Rodríguez Saá y la de Cristina Fernández de Kirchner quedarán en el recuerdo por distintos motivos: la primera por peligrosa y engañosa; la segunda por apelar al humor sobre sí mismo y la tercera por la coherencia que mostraron los spots de las primarias con los de la presidencial, apelando a los hechos y luego poniéndoles nombre y apellido. También hay que rescatar la campaña del Frente de Izquierda para las primarias, pidiendo llegar a los 400 mil votos para poder participar de la presidencial, que le permitió a la coalición tener mayor visibilidad y votos.
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