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Matías Albornoz es el baterista de Dios Salve a la Reina, la banda más importante y reconocida dentro de las que hacen tributos a Queen, nacida hace trece años en Rosario. En este caso los esfuerzos están centrados en replicar las hazañas del grupo liderado por Freddie Mercury.

–¿Cómo es imitar en grupo?

–Lo nuestro es un homenaje de fanáticos. Es un trabajo muy detallista: tratamos de hacer las cosas que hacían esos monstruos. Escuchamos los temas 20 mil veces y tratamos de hacer los mismos arreglos igual, porque esas cosas son las que caracterizaban a Queen. También copiamos las luces, la escenografía y el vestuario.

–¿Por qué como músico apostó a un tributo y no a una banda propia?

–Con el cantante teníamos una banda con temas propios y cuando se separó decidimos buscar chicos a los que les gustara tocar temas de Queen. Empezamos en bares chicos y funcionaba, y decidimos dedicarnos a eso. Fue renunciar a las ganas de hacer algo propio.

–¿Qué opina del rechazo que los tributos generan en un sector del público?

–Muchos dicen que nos agarramos de un éxito. Pero nosotros demostramos que lo nuestro es muy trabajado y eso tiene su mérito. Es complejo llegar a imitar a grandes bandas.

–¿Telonear a Deep Purple en Chile fue el mayor logro?

–Fue increíble ver a Deep Purple al costado del escenario aplaudiendo, aprobando lo que hacíamos. En los camarines nos felicitaron. Y la gente que trabaja para Queen constantemente nos alienta. Hasta Brian May está al tanto de lo que hacemos y nos dijo que le parece fantástico. También fue grosso tener la aprobación del público inglés.