“Damas y caballeros, tengan ustedes muy buenas noches.” Un vendedor ambulante, Angel Romero, que participa de la obra Manteniéndose vivo, teatro documental que cuenta con la dirección de la bahiense Natalia Martirena, se sube a un colectivo repleto de escritores. La obra es uno de los platos nocturnos de la programación del Filba Nacional. En el respaldo del chofer hay una frase de Bob Dylan: “Los tiempos están cambiando”. Angel se presenta: argentino, casado, 58 años, estado de salud favorable. Mientras los pasajeros viajan, el personaje hace memoria. No para de hablar. Tuvo un ACV, “que a Dios gracias lo pude superar”. Sólo le queda una secuela: perdió la visión del ojo derecho. Este hombre, que vivió en San Justo, trabajó en la empresa Techint. Pero luego llegaron los tiempos difíciles con el telegrama de despido. “La necesidad tiene cara de hereje y yo tenía una cara...” Salió a vender alfajores en las paradas de colectivos. Justo cuando rumbeó hacia Bahía Blanca no tenía “la cabeza en orden”. La ciudad lo rescató. La obra dura unos cuarenta minutos; es un viaje por la ciudad y por la historia de una vida que pasa buena parte de su tiempo buscando el mango que lo haga morfar en los colectivos. “Después de treinta años uno puede vender cualquier cosa”, dice. Nadie lo duda.