Un personaje enigmático de Los pasajeros del Anna C. es El Loco, que reclutó a sus padres para viajar a Cuba. Es memorable el momento en que el jefe cubano pregunta quién es el sindicalista, quién el experto en explosivos, y descubre que está ante un puñado de jóvenes tan improvisados como soñadores.

–Es tan increíble que no parece real (risas). El Loco se fue con un grupo de pendejos a Cuba, pero a los cubanos les dijo que llevaba “guerrilleros experimentados”, cuando era un grupo de chicos que acaban de terminar la secundaria. El juicio que se cuenta en la novela hacia El Loco, que tuvo lugar en un departamento de La Habana, donde los propios chicos que él llevó lo juzgaron, fue una especie de rito iniciático sumamente cruel. Eso sucedió. El Loco no encontró su lugar en la novela, en tanto pasó buena parte del tiempo en una cárcel cubana. El Loco queda como personaje en su misterio. Ahí hay una historia dentro de la historia que queda silenciada.

–El Loco tiene una teoría sobre la razón secreta por la cual lo condenaron. Si quiere contarla, lo tiene que hacer él. Yo no podía; era embarcarme en algo que no encontraba un lugar. En un momento de la novela se dice que él tiene algo que decir. Pero eso no se dice nunca. El Loco cree que hubo un complot de los servicios cubanos que querían evitar que él se encontrara con Fidel para decirle algo. Y lo que tenía que decirle es que había un traidor cerca del Che. No me quise meter en eso, pero respeté y acompañé al Loco en Los pasajeros... hasta donde pude.