Nacido en la ciudad de Córdoba en 1978, Alberto Ammann era un desconocido total hasta que Daniel Monzón lo eligió como protagonista de Celda 211, papel por el que ganó el Goya 2010 como mejor actor revelación. En ese mismo año, el brasileño Andrucha Waddington lo llamó para hacer del joven Lope de Vega en Lope, donde compartió cartel con Leonor Watling (Hable con ella, Los crímenes de Oxford) y Pilar López de Ayala (En la ciudad de Sylvia, Medianeras). Durante la dictadura militar sus padres se exilaron en España, cuando tenía apenas un mes, y más tarde cursó estudios de teatro en Madrid. Meses atrás, Ammann filmó su primera película argentina. Se trata del policial Tesis sobre un homicidio, dirigido por Hernán Golfrid, que hace un par de años debutó con la prometedora comedia Música en espera. Con estreno previsto para enero próximo, en Tesis sobre un homicidio Ammann comparte cartel con Ricardo Darín y Calu Rivero. En una entrevista publicada en 2009, manifestaba su deseo de que los genocidas de la última dictadura argentina fueran llevados a juicio, “para que no pase lo mismo que en Chile, donde Pinochet murió sin ser juzgado”. Hoy, después de los juicios a Astiz & Cía, debe sentirse más tranquilo.