Miércoles, 31 de octubre de 2012 | Hoy
CULTURA › OPINIóN
Por Diran Sirinian *
Para mí, la Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires es, por sobre todas las cosas, una fiesta; es la ocasión de reencontrarnos con colegas, clientes, amigos, entusiastas, curiosos, del interior así como del exterior, todos bajo el mismo techo, varios días, en un colorido y didáctico “intercambio de figuritas”. Puede afirmarse que ocho ediciones de feria ya marcan una tradición, un hito –único en Latinoamérica– en el calendario cultural de la Ciudad. Esos personajes que nos juntamos, esperamos la llegada de la primavera y, junto con ella, también la feria, momento climácico del año de trabajo para el expositor.
Habiendo recorrido y disfrutado librerías de viejo desde mi adolescencia, hace nueve años decidí abrir la mía. A pesar de la riquísima tradición libresca de Buenos Aires, me convencí de que había lugar para presentar un espacio diferenciado, un lugar con una vuelta de tuerca. A diferencia de ciertas librerías en Europa y Estados Unidos, en Argentina no encontramos librerías anticuarias estrictamente especializadas en una temática; más bien una oferta diversificada dentro de los rubros clásicos, a saber, historia, arte, literatura, generalmente con la orientación latinoamericana. Debajo de ese paraguas existe un universo riquísimo en sutilezas esperando para ser descubierto y hurgado. En mi caso, he prestado particular atención al campo de la fotografía en sus diversas manifestaciones, álbumes de ciudad y campaña, fotografía autoral, retratos de escritores, entre otras, así como el libro fotográfico. Otros colegas han hecho lo propio en campos muy ricos: publicaciones periódicas, primeras ediciones literarias, vanguardias, criollismo, relatos de viajeros, manuscritos históricos y literarios, encuadernaciones firmadas, grabados y mapas antiguos.
Los últimos cinco años han visto una interesante renovación de librerías anticuarias en Buenos Aires, las cuales han pasado a enriquecer las filas de Alada, nuestra asociación gremial. Más recientemente hemos ampliado el espectro incorporando como socios adherentes a encuadernadores artísticos y otros especialistas en papel. Visitar la Octava Feria del Libro Antiguo será pues una imperdible ocasión de sumergirse y aprender en este mundo de gran riqueza temática y variedad de soportes, un espacio ideal para iniciarse en el coleccionismo, satisfacer dudas, y descubrir que está al alcance de todos.
* Dueño de la Librería Poema 20.
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