Voy a ser sucintamente conmemorativo, y mencionar la editorial Paradiso, que cumplió estos meses veinte años de actividad, es decir, de publicaciones. La última, El macró del amor, de Leónidas Lamborghini, un inédito asombroso, donde el poeta piensa desde el interior de las pesadillas nacionales (que antes que en cualquier otro lado, están en la lengua habitual que nos agarrota). Durante este largo ciclo Américo Cristófalo publicó a Marcelo Cohen, Silvia Maldonado, Néstor Sánchez, Roberto Raschella, Susana Cella, Liliana Heer, María Pía López, Carlos Catuogno, Perla Sneh, Diego Vecchio, Marcelo Eckardt. Un catálogo de gran sutileza, casi un susurro, donde sobrevuela el espíritu lamborghiniano y más a la distancia, un poco del remoto spleen que vela desde los griegos, pasa por Baudelaire y recala un poco en los tangos argentinos. Pero todo esto, desde luego, si se pudiera fijar de alguna manera el hilo secreto con el cual una editora va armando sin estridencia su catálogo y sus elecciones literarias. Luego, reservo un espacio para mencionar la conjunción de revistas de literatura, crítica cultural y ensayo político, perseverante actividad argentina, que se han reunido en el bar La Academia, al filo de las fiestas, para conmemorar la segunda época de El ojo mocho (Darío Capelli, Matías Rodeiro, Alejandro Boverio). Estaban presentes Alejandro Kaufman (Confines) Diego Caramés (El Río Sin Orillas); Sebastián Russo (En Ciernes); Florencia Minici (Mancilla); Verónica Luna (Estructura Mental). En ese bar se había lanzado, hacía ya quince años, la mítica candidatura de León Rozitchner a rector de la Universidad de Buenos Aires, una utopía puntuada por el golpe de los dados de los azarosos parroquianos. Precisamente, computo como otro acontecimiento de año la publicación de las Obras Completas, de León Rozitchner, por parte de la Biblioteca Nacional.