Martes, 26 de noviembre de 2013 | Hoy
TEATRO › OPINIóN
Por Mariela Asensio *
Hace algún tiempo pude vislumbrar que hay temas recurrentes en mi producción: el desamor, los cuerpos femeninos violentados, las relaciones tortuosas, el mito de la belleza, la violencia que ejerce el capitalismo patriarcal sobre la psiquis de las mujeres. Temas que no me propongo pero están, van y vienen, toman formas diferentes y se manifiestan ferozmente cuando menos me lo imagino. Son los temas con los que convivo.
Ok, vamos a decirlo. Ser mujer en una cultura machista es una verdadera desgracia. Es un padecer diario que se manifiesta en lo cotidiano y un día nos explota en la cara. Muchas veces me pregunto por qué hay tanto odio hacia las mujeres. Me pregunto por qué nos violan, nos golpean, nos consumen como a bifes de chorizo, nos matan, nos agreden verbalmente, nos pagan menos dinero por hacer iguales trabajos que los hombres, nos secuestran para prostituirnos en la clandestinidad, nos gritan en la calle que nos van a chupar todas, no nos dejan decidir por nuestros cuerpos, nos obligan a ser jóvenes por siempre, no nos dejan envejecer con dignidad.
¿Por qué trabajan incansables para que corramos detrás de una crema antiedad?
¿Por qué una cultura se construye reduciendo y violentando a las mujeres? ¿Por qué tanto odio?
Tantas veces me dijeron exagerada. Tantas veces me pregunté si estaba bien mi fervor a la hora de expresar mi visión sobre las cosas. Pero hace algún tiempo entendí que en materia artística no es tan importante el virtuosismo, como sí lo es tener algo para decir.
Una vez que abrís los ojos, ya no podés cerrarlos más, y si bien mis obras abordan temas diferentes, y aunque no me propongo bajar línea sobre nada, mi visión del mundo y de la vida es feminista. No me lo propongo, simplemente me sale así. Va conmigo. Escribo desde las entrañas. Todas mis obras están atravesadas por lo que me duele de algún modo. Intento transformar mis pequeños calvarios en materia poética para luego reírme de ellos. Hacer algo más que padecerlos. Reinventar el mundo desde una mirada crítica que necesito trasmutar.
¿Se llamará eso dramaturgia de género? Puede ser, no tengo idea. Sólo pienso en lo importante que es que exista este festival y lo fundamental que es que se tome conciencia acerca de la violencia de género. El mundo nunca será un lugar seguro para nuestros hijos y nuestras hijas si no cambiamos nuestra mentalidad y erradicamos de raíz el pensamiento machista. Todo lo que contribuya a conquistar la igualdad es un paso hacia adelante, hacia el futuro que sueño. Un futuro en donde el odio ya no es moneda corriente.
* Autora y directora teatral, participará de la mesa “¿Existe una dramaturgia de género?”.
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