Desde sus inicios en el teatro “autogestionado” en giras realizadas en una furgoneta hasta este presente en el que recorrió cientos de teatros de toda Europa y varios de América latina, y más de 60 películas en su haber (El laberinto del Fauno, Negocios entrañables, Una relación particular, entre otras), el actor catalán vuelve a pisar los escenarios de Timbre 4 para la segunda edición de la Semana Catalana en Buenos Aires. “Disfruto de la ciudad siendo como es, tan distinta de mi pueblo; tiene un no sé qué, que me resulta muy cercana, aun con mi acento gallego-catalán”, confiesa, y compara su experiencia sobre los escenarios y frente a la cámara: “El cine es un trabajo de especialista, donde cada componente del equipo se dedica exclusivamente a su parcela. En el teatro siempre hay momentos en que el actor es dueño del tiempo; en cine actúas más solo y en teatro no estás solo, ni aunque quieras. El cine es un juego que te permite a veces hacer cosas microscópicas y el teatro te exige sostener el escenario entero”, analiza.