Domingo, 23 de marzo de 2014 | Hoy
TELEVISION
A propósito de las diferencias en la narración de las “narconovelas” y la de las ficciones que abordan otras temáticas, Rincón, autor de Narrativas mediáticas, o cómo cuenta la sociedad del entretenimiento, enumera una serie de particularidades. “El diferencial frente a las telenovelas y series clásicas –analiza– está en que tienen verdad documental sobre un mundo prohibido como es el del narco; olvida al amor como eje; la vitalidad de lenguaje y estética lleva a que no haya moral salvadora o dignificante como las hay en la telenovela; aparece esa moral posmoderna del todo vale para tener billete y ser exitoso; que el tono no es de melodrama de la telenovela sino de tragedia anunciada, pero en clave de comedia; los personajes no responden a la estética de los puros de la telenovela sino a la del grotesco popular, esos que desde sus modos de vestir y actuar ya producen escalofrío o risa; su ritmo es frenético, su exceso es alucinante y sus lenguajes realistas, con lo se pierde la lentitud y solemnidad de la telenovela”. La influencia de la “narconovela” es tan fuerte en la sociedad colombiana que, desde algunos sectores, se propone regularlas y hasta prohibir sus realizaciones. “¿Que si se deben censurar o quitar estas telenovelas?”, se pregunta el crítico de TV. “De ninguna manera. Hay que seguir haciéndolas, porque la historia es un duelo de relatos y la ficción es la mejor manera de contarla. Sólo habría que diversificar los puntos de vista, no quedarse únicamente en la verdad de los narcos y violentos, sino buscar los otros relatos. Deben escribirse y actuarse con más conciencia, de manera que no se justifique por ningún motivo este tipo de héroes. Hay que mostrar a los narcos como criminales sin justificación ni reivindicación o vidas que admirar”.
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