En el universo táctil, fantástico y sensible de Facundo Cabral todo es posible. Por ejemplo, transformar a Macedonio Fernández y Luis Alberto Spinetta en una sola persona. “¿Qué diferencia hay entre ambos? –exclama– Macedonio con su ‘Elena bella muerte’ y el Flaco con ‘Muchacha...’. Nunca en la música hubo alguien tan poético como él. Tiene su propia cosmogonía y nunca se distrajo de la poesía, del arte. Un día, Merellano, que tenía un programa de radio allá por 1969 llamado Generación espontánea, me invitó a cantar. Y apareció un tipo con un mameluco blanco, que tenía en la guitarra una calcomanía de Seven-Up. Era Spinetta, y yo casi me muero con sus canciones: ‘Plegaria’, ‘Fermín’, ‘Ana no duerme’. Sin saberlo, esperaba que alguien cantara lo que cantaba ese tipo. Es tan querible.”

–¿Se frecuentan?

–No. Hace años que no lo veo. En 1984, apareció un accidente en mi vida: fui masivo. Era la época de Ferrocabral, que era una especie de viaje en tren de la cuna a la tumba, una cosa muy caótica que fue éxito. Un día, por entonces, alguien me palmeó la espalda y me dijo “te fenixito”. Era Spinetta. ¿Se puede sintetizar mejor el hecho de que un tipo se haga masivo a los 49 años?