Para Crystal Manich, “Werther es un poeta y no llega a comprender cabalmente las convenciones que rigen la conducta de Charlotte”. La directora de escena estadounidense, cuya lectura de Werther de Jules Massenet sube a escena hoy a las 20 en el Teatro Avenida (Av. de Mayo 1222), como parte de la temporada de la asociación Buenos Aires Lírica, ve en la figura de Charlotte alguien idealizado. “Es una ópera del siglo XIX sobre un texto anterior. Pero el mundo estético es el del Romanticismo. Hay algo de la pintura de los prerrafaelistas, que yo busqué enfatizar en la puesta, con sus mujeres vestidas como griegas o romanas, y sus bellezas perfectas y los cabellos sueltos mientras los hombres aparecen, en esos cuadros, con las vestimentas y las expresiones de su época.”

En su mirada sobre esta ópera, que tendrá funciones también el próximo domingo (única que será a las 18) el jueves 6 y el sábado 8, hay un mundo masculino real, situado en su tiempo, y uno femenino ideal. Y hay, también, una ambigüedad. Charlotte rechaza a Werther pero, a la vez, lo quiere seguir teniendo cerca. “Para mí se trata de teatro”, dice por su parte el chileno PedroPablo Prudencio, encargado de la dirección musical. “Hay cosas que si uno se limitara a ver la partitura encontraría hasta planas, con reiteraciones, por ejemplo. Y lo que sucede es que es música para el teatro. Les insisto permanentemente a los cantantes para que sean flexibles. Mi tarea es seguirlos a ellos y no lo contrario. En la ópera debe ser el teatro el que manda”, explica.

Con Gustavo López Manzitti como protagonista, Florencia Machado en el papel de Charlotte, Norberto Marcos como Albert y María Laura Sangiorgio como Sophie, participan también el coro de la entidad, miembros del coro de niños “Petites Coeurs” y una gran orquesta. “El tamaño del foso no permite poner tantas cuerdas como en otras orquestas –dice Prudencio–, pero se trata de una orquesta completa.” Con escenografía de Noelia González Svoboda, el vestuario fue diseñado por Lucía Marmorek y la iluminación es de Alejandro Le Roux. Claudio Ratier, director artístico de Buenos Aires Lírica, señala por su parte que en los criterios de programación pesan muy diversas variables. “Hay un punto de partida necesario que es saber qué títulos son posibles y cuáles no. Y a partir de allí se busca la variedad y el interés artístico.” Parte de ese equilibrio puede observarse en el ciclo de este año, en que ya se presentaron Tosca de Giacomo Puccini y Don Pasquale de Gaetano Donizetti y el título que seguirá a Werther será Rusalka de Antonin Dvorak, que se estrenará en la Argentina el próximo 2 de octubre. “Hay ocasiones en que partimos del deseo de hacer una determinada ópera y otras en que partimos de las ganas de tener a un artista en particular y pensamos qué es aquello en lo que podría destacarse más”, afirma Ratier.