–La palabra, dice Gilles Deleuze, es una desterritorialización de la voz. Un concepto se puede llenar con cualquier contenido. Se puede cambiar para mejor, pero también se puede cambiar para peor. Las personas se enganchan con la palabra cambio porque le dan una connotación positiva. Muchos de los que votaron a Macri votaron por el cambio, pero lo que no se dan cuenta es que es un cambio para peor porque ahora van a trabajar en negro, mientras que antes trabajaron por primera vez en blanco; y con los aumentos que se vienen ya no van poder tomar el colectivo y van a tener que caminar. ¡Claro que es cambio, por supuesto! Por eso estoy en contra de los universalismos y a medida que me vuelvo mayor apuesto más a la jurisprudencia, a cada caso en particular y en qué contexto. Cuando Jean-François Lyotard escribió La condición posmoderna, lo criticaron mucho porque no se entendía. Después escribió otro libro y le puso: La posmodernidad explicada para los niños; para los niños nada, era dificilísimo igual, pero era una ironía. Ahora habría que hacer el macrismo explicado para niños (risas). O mejor: el cambio pensado para los niños.