Damián Tabarovsky (Buenos Aires, 1967) habla en “modo editor” de Mardulce y reconoce que le preocupa la recesión económica ahora que se avecina la 42 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que empieza el próximo jueves, en la que compartirá el stand colectivo “Los siete logos” junto con Eterna Cadencia, Adriana Hidalgo, Entropía, Beatriz Viterbo, Caja Negra y Katz. “Cuando hay recesión, como está pasando ahora, lo primero que se recorta es eso que se llama ‘gastos de esparcimiento’: la salida al restorán, al cine, los libros –explica el autor de novelas como Autobiografía médica y Una belleza vulgar–. Yo recuerdo perfectamente la crisis en 2008 con el campo, que fue infinitamente menor a lo que está pasando ahora. Yo era editor en Interzona y detecté muchos lectores duros de la editorial que iban a comprar libros de saldo porque no querían dejar de leer. En la avenida Corrientes, encontraban todo saldado. Planeta o Random House intersticialmente tienen buenos catálogos. No todo lo que publican es (Jorge) Lanata. En una época Seix Barral tenía todo (Witold) Gombrowicz, ahora lo perdió. Yo también soy un lector de saldos; el otro día sobre la calle Corrientes encontré un libro de RBA, un sello español, con los Cuentos Completos de Evelyn Waugh a 115 pesos.”

El autor de los ensayos Literatura de izquierda repite que le preocupa la crisis económica y la recesión. “El problema es que no hay plata, que hay mucha dificultad para llegar a fin de mes, los que tienen trabajo. El miedo a perder el trabajo es el principal miedo de los argentinos en cualquier encuesta. Esto afecta directamente a la industria cultural. Y lo primero que se recorta es en libros, porque le podés pedir prestado un libro a alguien o buscarlo en las bibliotecas. Ya empezamos a notar la caída de las ventas en estos meses”, confirma Tabarovsky. “En el stand de Los Siete Logos, uno de los editores dijo que había una interna muy fuerte entre los editores que son pesimistas y los que son muy pesimistas. Va a ser una feria compleja. Estoy mucho más preocupado por la baja en las ventas de libros que por la importación, que pasó a ser un problema secundario. Entre los despedidos hay lectores, entre los que tienen trabajo muchos no llegan a fin de mes. O si llegan, prefieren no consumir. En este contexto, el libro pasa a ser un lujo, cuando no es la idea de Mardulce”, aclara el editor.