Gervais Gaudreault es el director del grupo canadiense (“del Québec”, aclara) Le Carrousel, una compañía tradicional del país del norte que hace más de 30 años se dedica al teatro para chicos. Aunque, según dice Gaudreault, “no lo sentimos como un trabajo; es una manera de ver el teatro, porque la estimulación que va a provocar la relación de los artistas con los diferentes públicos en diferentes países es una satisfacción que excede el éxito laboral”.

Cuentos de niños reales, la obra que presentarán en el festival y que ya recorrió escenarios de Canadá, Francia, España y México, fue escrita por Suzanne Lebeau, una de las precursoras de la compañía. “El espectáculo es una provocación, pero no de una manera moralista. A nosotros nos parece muy importante el contacto con los niños, pero no como un adulto que va a decir lo que está bien y lo que está mal. Eso me parece un riesgo”, explica, y define su punto de vista: “Nosotros no les hablamos a los chicos como adultos, sino que intentamos hablarles como si fuéramos niños también, lo que nos pone en situación de igualdad con ellos”.

Los diferentes cuentos de la obra fueron escritos a partir de situaciones reales, y luego adaptadas, que pasaron por los ojos o los oídos de Lebeau. “La forma de escribir es completamente libre, es la libertad de la palabra, su ritmo –define Gaudreault–. El placer de descubrir la libertad en la palabra, porque la manera de escribir sobre la vida es una manera poética y teatral, no su reproducción lineal o realista; es una transposición de creación. La escenografía es simple, una gran estimulación para la movilidad, que se conecta con la intención del texto de manera natural.”

Le Carrousel también presentó espectáculos en Bélgica, Italia, Estados Unidos, Inglaterra, Argentina, Perú y Suiza, y explica que los chicos como público “globalmente son similares, pero la cultura de Latinoamérica es de espectáculos con más ruido, más dinámicos. Es diferente en Canadá, no se da este tipo de presentación. El público argentino me parece muy similar al mexicano, con una gran espontaneidad. Tienen una manera sofisticada de pensar, con cierto grado de prepotencia. Yo siento la energía en la calle”, concluye.