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Chucho Valdés es el músico de jazz más conocido de los cubanos que eligieron quedarse en Cuba, una tierra fértil en instrumentistas y compositores. Su padre, Bebo Valdés, también pianista, fue uno de los que decidió partir, en su caso a un exilio en Suecia. La historia fue más injusta con él que con otros exiliados como Paquito D’Rivera o Arturo Sandoval, y el reconocimiento mundial llegó en su caso a los 80, de la mano del suceso de Lágrimas negras, con el cantaor Diego El Cigala. Por eso la última visita de Valdés hijo a la Argentina fue en representación de su padre, a quien reemplazó en el Luna Park. Desde Cuba, Chucho Valdés construyó una carrera personal que abrevó en el jazz, la música popular cubana y también la clásica. Su trabajo como músico y compositor tiene un primer punto de referencia allá por los ’70 en la legendaria agrupación Irakere, el grupo que fundó junto con otros miembros de la Orquesta de Música Moderna como Paquito D’Rivera. Creció colándose en los ensayos de la mítica orquesta que dirigía su padre. Por allí pasaron infinidad de músicos populares cubanos y también las figuras prestigiosas del jazz mundial. Tocó con intérpretes diversos en los escenarios más prestigiosos del mundo –como los estadounidenses Carnegie Hall, Lincoln Center y Kennedy Center, el británico Ronnie Scott o los teatros cubanos Carlos Marx y Amadeo Roldán– y en legendarios clubes, como el neoyorquino Village Vanguard, donde registró un disco en vivo. Puede decirse que lo suyo es la diversidad: con su piano puede hacer bailar a una multitud, interpretar a los clásicos con técnica impecable o ejecutar libremente cualquier estilo de jazz. Por su trayectoria en el arte, que incluye también la docencia, recibió en su país las medallas Por La Cultura Nacional, Alejo Carpentier y Félix Varela, entre otras distinciones, y los grados de Doctor Honoris Causa en Universidades de Canadá y Cuba. Diez nominaciones y tres premios Grammy (el último el año pasado por su disco New conception, en la categoría Mejor álbum de jazz latino), entre otras distinciones, inscriben su nombre entre las leyendas del jazz y de la música.

Producción: Karina Micheletto