Si algo logra consenso entre los músicos del reggae argentino es la firmeza para destacar que el furor local por el género está lejos de ser una mera moda pasajera. “Está más allá de eso –dispara Locura, de Satélite Kingston–, y si alguna vez fue una moda, la moda pasó y lo que quedó fue el mensaje. Por algo ahora las bandas internacionales de reggae vienen a tocar directamente a la Argentina, a diferencia de lo que ocurría antes, que necesariamente pasaban antes por Brasil. La plaza argentina de reggae es fuerte y seria, y no responde a un vaivén.” Y no es la única voz que se pronuncia al respecto. “Más allá de que en los ’80 hubo algo de moda, y de que en todo fenómeno siempre haya algo de marketing, el reggae es una nueva cultura”, aporta Fabián Leroux, de Resistencia Suburbana. “Yo veo una manada de gente que hoy usa dreadlocks y vive de una manera distinta; organizando recitales, movidas, lejos de los trabajos tradicionales, caretas. Es un modo de vida distinto. ¿Qué va a pasar cuando estos chicos cumplan 40 años, tengan hijos? No sé; pero sospecho que hay reggae para rato.” “En la Argentina el reggae siempre gustó y también siempre vendió”, interviene Huevo, cantante de Aztecas Tupro. Y añade: “Antes quizás pegaba durante un verano, y después desaparecía; pero ahora las bandas conformaron cierta estructura que consolidó al público, y ya dejó de ser un suceso momentáneo”.