A Franco Vaccarini le gusta que las historias que escribe generen una sensación de extrañeza muy fuerte, similar a lo que sucede con films “de atmósfera” como Los otros o Sexto sentido. Y esa extrañeza está en Los crímenes del mago infierno (Crecer creando). “Me di cuenta de que estaba hablando de mi fascinación por el cine porque viví en el campo hasta los 13 años, en una casa sin luz eléctrica. El televisor, en el Mundial 78, era a baterías. La imagen para mí era algo fabuloso, la pasaba en los dos cines del pueblo y me llevé nueve materias”, cuenta el escritor. Vaccarini nació en Lincoln en 1963, vivió en Chacabuco (también en el campo) y se radicó a los 20 años en Buenos Aires, donde estudió periodismo y asistió al taller literario de Hebe Uhart. En Los crímenes..., la llegada de una especie de circo extravagante altera la tranquilidad del pueblo de Colomé. Un tal “maestro” Coturno anuncia en plena calle la pronta inauguración de su “Exposición de arte sobrenatural”. Walter, Lucy e Ignacio protagonizarán una historia fantástica inolvidable donde personajes de cine pasan de la pantalla a la realidad como por arte de magia. “Quería que los personajes, frustrados por no poder hacer la proyección, porque el cine se incendia, decidieran tomar las riendas de su propio destino, y a pesar de que no están vivos, existir y empezar a proyectarse en las mentes de los protagonistas”, plantea Vaccarini, subdirector de la revista de cuento latinoamericano Mil mamuts. “Siempre quise vivir grandes aventuras porque me parecía que un escritor tenía que tener una vida muy rica, entonces hice cuatro saltos de paracaidismo. Y al cuarto me pegué la cabeza contra el ala del avión, se me salió el casco y nunca más me volví a tirar. Al final la vida cotidiana, absolutamente convencional, es lo que alimenta la ficción, no la vida rica de aventurero que en algún momento pensé que iba a tener”, señala el último ganador del premio El barco de vapor con La noche del meteorito (SM), autor de Los ojos de la iguana (novela) y de cuentos como Ganas de tener miedo, El hombre que barría las estación y El lobizón de San Pedro y la bruja, entre otros.