OPINION
La hora de las desmitificaciones
Mi discurso mantiene su cosmogonía en busca de desmitificar algunas cosas. Quiero demostrar que las bodegas son –en su mayoría– argentinas, combatir la euforia sobre exportaciones que suben tanto y que en verdad no son gran parte del volumen que se fabrica en la Argentina. Si hay una nueva campaña (Vinos argentinos...) para promover el vino, es porque el mercado doméstico viene mal. ¿Más distorsiones? Yo hago una defensa cerrada del torrontés, muchas veces considerado falsamente dulce..., aclaro que el malbec es de origen francés y no argentino, desmiento que el champagne o el vino blanco den dolores de cabeza. Desde mis columnas en el canal P&E, en la revista Cuisine & Vins y el newslatter de Slow food, priorizo una mirada sobre la industria vitivinícola por encima de cada bodega en particular. Pero la gente se acerca sola al vino, yo no tengo que hacer nada. Si no sabés de vinos es como si no ves el partido de la noche anterior, o si no sabés de golf y te olvidás del ascenso porque a tu jefe le encanta. Pero eso no implica que suba el consumo: se mantiene bien el de vinos caros, pero no el de los de valor medio. Para incrementar los públicos, hay que seguir trabajando.
* Sommelier.