Viernes, 4 de mayo de 2007 | Hoy
LITERATURA › GARCIA CANCLINI EN PARQUE NORTE, ANTE MAS DE 1500 PERSONAS
Por Silvina Friera
Las bibliotecarias, después de la conferencia, lo acechaban como si fuera una estrella de rock. El, amable pero un tanto incómodo por la situación, respondía preguntas, agradecía los elogios y trataba de salir de la sala de Parque Norte, donde juntó a más de 1500 personas. “No basta promover la lectura en papel; debemos todos aprender a leer en los diferentes soportes, combinando las posibilidades de ser a la vez lectores, espectadores e internautas”, dijo el filósofo y antropólogo Néstor García Canclini en el Encuentro Nacional de Bibliotecas Populares. El autor de Culturas híbridas y Diferentes, desiguales y desconectados señaló que el lugar social de la cultura en América latina sufrió un desplazamiento desde la construcción de los Estados-Nación hasta nuestros días. Mientras la modernidad ilustrada caracterizaba a la cultura como “un bien que debía ser difundido, explicado y vuelto accesible para todos”, la concepción neoliberal la reduce y la sitúa como “un conjunto opcional de bienes adquiribles a los que se puede acceder o no”.
García Canclini subrayó que la formación de los ciudadanos y las disputas políticas ya no ocurren en el ámbito de la cultura letrada, sino en la de los medios audiovisuales. “Pero esto no significa –precisó el antropólogo– que se lea menos: las encuestas sobre consumos culturales demuestran que no es así. Lo que sucede es que se lee en otros soportes, desde los diarios a través de Internet hasta los mensajes de texto.” Lejos de incurrir en una retórica que idealiza fácilmente la ciberciudadanía, advirtió que en ocasiones “la comunicación alternativa por mail o celular ha servido tanto para organizar reuniones contra las cumbres globalizadoras como para desautorizar la manipulación que, sobre el atentado del 11M, intentó difundir el gobierno de Aznar”. Y en este sentido insinuó que “quizá las tecnologías de uso personalizado sean hoy el principal resorte emancipador de los jóvenes”.
Según García Canclini, para ser ciudadano no alcanza con conocer la historia del propio país. El autor de Culturas híbridas recordó una encuesta reciente del diario español El País, donde más de la mitad de los estudiantes no sabía qué había ocurrido antes, si la revolución Francesa o el Imperio Romano. “¿Conocemos los profesores cuál es la capital de Kazajistán, uno de los principales proveedores de petróleo y gas a Europa? ¿Sabemos cómo es la fiesta más importante de los bolivianos que viven en Buenos Aires –un millón de migrantes, lo que hace de ésta la segunda ciudad boliviana–? ¿Sabemos qué significan y cómo funcionan el MP3, el GPS, las fusiones entre empresas editoriales, de telecomunicaciones y de producción de discos y videos, instrumentos tecnológicos que hoy hacen visible lo que ocurre en el mundo?” El antropólogo planteó que son dos los procesos que tienden a debilitar la relación con la historia: la dimensión temporal cede ante la importancia que adquiere el espacio, y mientras las sociedades se reorganizan para hacernos consumidores del siglo XXI, la reducción de beneficios sociales y la concentración de las decisiones en elites tecnocráticas cerradas nos retrotraen al siglo XVIII. “Somos ciudadanos globalizados, pero apenas si nos dejan ser ciudadanos de lo local”, comparó.
“Soy de los que piensan que hay que preservar lo que los libros representan como soportes y vías de elaboración de la densidad simbólica, la argumentación y la cultura democrática. Pero no veo por qué idealizar en abstracto, sobre todo cuando sucede que al preguntar a los lectores sobre su libro favorito –como se hizo en una encuesta mexicana– el 40 por ciento no sabe cuál es y entre los mencionados sobresalen libros de autoayuda y esoterismo, como El código Da Vinci. No basta con la lectura: hay que enseñar a leer”, concluyó el antropólogo.
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