Miércoles, 6 de junio de 2007 | Hoy
TEATRO
Román Caracciolo es actor, dramaturgista, director y docente. Egresó de la Escuela Nacional de Arte Dramático y nunca abandonó el teatro. “He sobrevivido”, dice. “Crié tres hijos, uno es abogado, otro orfebre de joyas y el tercero me dio un nieto que ya tiene cuatro años.” Después de treinta años de trabajo continuado le gustaría que alguien dijera de él que ha hecho lo suficiente: “Quiero dejar mi trazo”. De su trayectoria recuerda gratamente su paso por Los Volatineros, grupo creado y conducido por Francisco Javier. Menciona como espectáculos “completos” Un león bajo el agua, de Alicia Muñoz (especie de minisaga de los vecinos del Arroyo Maldonado); y Mataderos (sobre el traslado del Mercado de Hacienda de Liniers), interpretado por un elenco de teatro callejero y la murga Los Caprichosos de Mataderos. Le interesan especialmente los trabajos donde “el actor es el centro, más allá de la parafernalia”. Ha dirigido obras de “temática sombría”, como Zoológico de noche, del francés Michel Azama, en la Alianza Francesa, aunque señala que en los últimos tiempos prefiere obras de formas y temas luminosos y menos “sufridos”. Por eso en La que necesita una boca rescata, entre otros elementos, la potencia del sentimiento amoroso. Completan el trabajo de Vita Escardó y Victoria Egea (también a cargo del vestuario), el escenógrafo Gabriel Díaz y el músico Sergio Sainz. Esta es otra producción de La Loca, grupo que lideran Escardó y Egea, creadoras de Tardes culturales con Gina y Beba; El traje del emperador; Las letras de mi nombre y Cecilio: Pura Verónica, las dos últimas estrenadas en diferentes ciclos de Teatro por la Identidad. Las funciones de La que necesita una boca se ofrecen en Espacio Ecléctico, Humberto 1o 730 (4307-1966), los sábados a las 21.
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