Viernes, 31 de agosto de 2007 | Hoy
LITERATURA
Hijo de inmigrantes de origen judío, Mauricio Rosencof nació en Uruguay en 1933. Dirigente del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, en 1972 fue detenido y, a partir de septiembre de 1973, incomunicado y aislado durante más de trece años. Recluido en pequeñas celdas individuales, torturado y conducido al baño una vez por día, el escritor bebía su propia orina y se volvió insectívoro. Con Eleuterio Fernández Huidobro, apresado en la celda contigua, inventaron un nuevo código Morse para comunicarse con el que se comprometieron a dar testimonio de lo ocurrido tan pronto como recobrasen la libertad. Así surgió, luego de 47 casetes de conversaciones, los tres tomos de Memorias del calabozo. Su reconocida obra ha sido puesta en escena por varios de los principales directores teatrales del Río de la Plata: Los caballos, El combate del establo, Las Ranas, El regreso del Gran Tuleque. Escribió, además de Las cartas que no llegaron, otras novelas como Vincha Brava, El Bataraz y El enviado del fuego; La rebelión de los cañeros (crónicas), Conversaciones con la Alpargata (poesía) y un libro de relatos para niños (Leyendas del Abuelo de la Tarde). El músico uruguayo Jaime Roos les puso música a dos de sus obras: El regreso del Gran Tuleque y La Margarita, una saga de sonetos de amor adolescente, escrita por Rosencof mientras estaba en cautiverio. Actualmente es director de Cultura de la intendencia de Montevideo.
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