“Todavía siento el estupor que me produjo la frase de un colega respecto a que yo, con las entrevistas, estaba de alguna manera testimoniando sobre la cocina del director latinoamericano. Me surgió la idea de receta y también me disparé a Babilonia de Discépolo, con todos los avatares que convoca la metáfora de esa pieza tan nuestra”, cree el investigador. Se encontró con una América latina considerada como patio de atrás del Primer Mundo, poblado por voces múltiples descalificadas; un sótano habitado por seres desarraigados y sometidos a una explotación atroz, económica y cultural. “Justamente, mi libro demuestra que, en relación con la dirección teatral, se carece de fórmulas, y aunque cada director ha elaborado las estrategias más convenientes a su entorno, ha logrado producir espectáculos que sorprenden a nivel nacional y mundial, a la vez que deja leer en sus respuestas un saber que todavía espera un trabajo cuidadoso de elaboración teórica y metodológica”, dice Geirola.