La dimisión del director del Bafici, Fernando Martín Peña, presentada a fines de la semana pasada y motivada por la falta de apoyo de los representantes del nuevo gobierno de la ciudad, suma una nueva fuente de incertidumbre al problemático panorama del cine argentino. Sorprendido por el anticipo ofensivo de quien dirigiera el festival porteño durante sus últimas tres ediciones, el ministro de Cultura del macrismo, Hernán Lombardi, suspendió una conferencia de prensa anunciada para el miércoles. Finalmente hoy a las 15, en el C. C. Recoleta, “se darán a conocer las líneas de trabajo y quién será el responsable de la realización del Bafici”, según un comunicado difundido ayer. Inscripta en el marco de la política de desalojos que barrió con las direcciones de los festivales de teatro y de tango de la ciudad, la dimisión de Peña resulta menos violenta, pero no menos traumática. Teniendo en cuenta el carácter de vidriera privilegiada que el Bafici siempre tuvo para el cine argentino de arte e independiente, se trata de un área sensible, cuya depreciación repercutiría negativamente sobre el conjunto de la actividad. Es de esperar que ello no suceda.