MUSICA
› Por Carlos Martínez *
El 31 de enero se cumplen 100 años del nacimiento de Héctor Roberto Chavero, Atahualpa Yupanqui. Mucho se está hablando sobre él por estos tiempos. De su origen, de su estilo, de su forma de escribir y de relacionarse con el mundo. ¿Pero qué representó Yupanqui para la guitarra y la música popular argentina? ¿Se tiene verdadero conocimiento de la huella que dejó? Creo que recién estamos empezando a tomar certera dimensión de este hombre. Las obras que Yupanqui compuso tienen impresas en su esencia, paisajes y sonidos con la identidad propia de cada región del país. Ejecutarlas requiere de mucho terruño, para que la técnica quede al servicio de la interpretación. Con su estilo simple de armonizar “por terceras” compuso chacareras, gatos y zambas, utilizando el recurso de los bajos “al aire” y afinando 6ª en Re, 5ª en Sol ó 3ª en La. Mientras que para la música pampeana se valió del vibrato y glissando para crear los paisajes que transitó durante toda su vida. Sus melodías son simples, pero logran la profunda emoción en el que toca la guitarra y en el que escucha la obra. ¿Qué más se puede pedir? Hablar de reconocimiento no es suficiente. Siento que dar a conocer sus enseñanzas como pensador, poeta, letrista y compositor va más allá de “Luna tucumana” o “El arriero”. Es indispensable que muchos más tomemos la posta de desentrañar su obra y la abracemos con sentida admiración para crecer con ella. Yupanqui dijo: “Para rezar en la noche, la guitarra. Para un recuerdo querido, la guitarra. Para la Patria lejana, la guitarra. Para quemarme por dentro, la guitarra.”
* Guitarrista. Investigó largamente la obra instrumental de Yupanqui y este año editará seis discos temáticos con el resultado de ese trabajo.
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