TEATRO
La obra según el autor
Daniel Veronese habla sobre su obra: “Para escribirla me basé en En auto, ya estaba editada en La Deriva (Edit. A. Hidalgo). Sobre aquella obra titulada Eclipse de auto en camino empecé a trabajar esta nueva versión. El primer paso para la reescritura consistió en buscar una actriz que pudiera ponerle el cuerpo a Virginia. Pensé en Leonor Manso. Fue muy importante para mí saber que ella iba a encararlo. Cuando leyó la obra y me hizo saber su interés, me interné a reconstruir el texto original. Virginia es un personaje difícil, de varias aristas jugadas al mismo tiempo. Alguien que podemos odiar, alguien a quien podemos tenerle lástima o comprenderla profundamente. Esto fue algo importante de coincidencia durante el trabajo. Podemos pensar que Virginia está loca, o también que la locura está instalada en Anna, su hija (María Figueras) pero reduciríamos la situación a algo demasiado simple, algo alejado de nuestra vivencia cotidiana. En realidad cualquiera de nosotros puede llegar a ser cualquiera de esos personajes. La carencia está a flor de piel en cada uno. Somos solidarios y comprensivos por momentos, pero cuando lo poco que poseemos está en peligro de desvanecerse, desaparece la corrección y aparecen conductas extrañas y poco civilizadas.
“Para comenzar a trabajar con los actores comprendí que sobre todo necesitaba una síntesis mayor del material ya escrito. Mucho quedó en el camino. Fui armando secuencias con un personaje nuevo (el asistente, interpretado por Carlos Bermejo), que trae a la escena cierto respiro en esos vínculos desvirtuados y desbalanceados. Len (Claudio Quinteros) iba a ser un personaje de más edad, que permitía pensar en la posibilidad de ser la figura paterna en ese tejido ‘madre-hija-dos mujeres despedazadas que se ocultan una detrás de la otra’, pero pensando en él como actor la trama se fue desarrollando hacia otro lado. Así comenzó a aparecer Len como un posible amante de la hija. Y como el detonante del accidente que marcó el destino de esa familia. Obviamente no es una historia explicada de principio a fin, pero tampoco es un relato onírico. Sucede en un espacio único, en tiempo real. Son en definitiva cuatro personajes algo salidos del centro pero posibles de reconocer e identificar en nuestro ámbito no ficcional, quienes plantean una historia para ser entendida a partir de lo que se juega entre ellos, no sólo a partir de lo que nos dicen. No hay que creer demasiado en lo que ellos nos dicen. Hay que intentar mejor ver qué les pasa realmente”.