Sábado, 19 de octubre de 2002 | Hoy
CAFE CIENTIFICO
¿En qué estado se encuentra la técnica de la clonación? Después de cinco años del espectacular anuncio de la clonación de una oveja es cocesa, mucha agua ha corrido, y tal vez sea necesario empezar a discriminar las reales posibilidades de la técnica y las fantasías que se construye el imaginario social. Para eso, en esta misma edición, Futuro presenta fragmentos del Café Científico en el que participaron Daniel Salamone, uno de los clonadores de la ternera “Pampita”, y Juan Carlos Calvo, director del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
La clonación siempre
vuelve. Desde el anuncio del nacimiento de la oveja Dolly, en 1997, cada tanto
sobrevuela por las tapas de los diarios y los noticieros de la televisión
tal o cual adelanto clónico. Y con las informaciones vuelven esos inveterados
temores de apocalipsis tecnológicos derivados de eventuales modificaciones
de la naturaleza humana.
Reeditando estos periódicos retornos, hace un tiempo el médico
italiano Severino Antinori aseguró que existía ya una mujer que
estaba embarazada de un clon humano; luego la noticia se desmintió, pero
el despliegue informativo fue tal que incluso se llegó a especular que
se trataba de una de las esposas de un millonario árabe. Hace poco, para
poner un ejemplo serio, un grupo de científicos argentinos logró
obtener una ternera clon a la que bautizaron Pampita y que resultó
una especie de modelo para que un mes después nacieran más clones,
pero esta vez con el agregado de ser transgénicos. (Algo así como
la suma de todos los males para los tecnofóbicos: un clon, ¡y encima
transgénico!) La cuestión es que las nuevas terneras, bautizadas
con nombre de playas marplatenses Pampa mansa, Pampa
linda, Pampa clara y Pampa dulce tienen
un gen modificado; y ese gen les permitirá que produzcan leche con la
hormona de crecimiento que, luego de ser procesada, podrá evitar el enanismo.
Para hablar de todos estos temas de clonación, sobre la técnica
en sí y sobre los peligros de clonaciones humanas indiscriminadas, nada
mejor que ir a las fuentes y escuchar a uno de los clonadores de Pampita
y sus cuatro hermanas, Daniel Salamone, que además es miembro de la cátedra
de Fisiología Zootécnica de la Facultad de Agronomía (UBA).
Junto con él estuvo en el último Café Científico
que organiza el Planetario de la Ciudad en la Casona del Teatro
otro notable especialista: Juan Carlos Calvo, director del Departamento de Química
Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA). (El próximo
Café Científico se tomará el 19 de noviembre y el tema
será El envejecimiento.)
En el principio fue la celula
Juan Carlos Calvo: Desde el mismo título, el tema de esta charla
puede generar grandes esperanzas o grandes temores, sobre todo por un futuro
en el que la clonación sea moneda corriente. Mi idea entonces es explicar
cómo hace una célula para manejar información que nos es
de utilidad, por un lado, para mantenernos vivos; y que será también
la información que se transmitirá a nuestros hijos. Una vez que
yo les dé un poco el panorama general, Daniel (Salamone) les contará
cómo es que se hizo la clonación de esos terneros.
Empecemos por el ADN, esa palabra que parece estar en boca de todos, desde Dolly
en adelante, y que vuelve cada vez que alguien anuncia que quiere clonar a un
ser humano o cuando se logran clonaciones exitosas, como la reciente de este
grupo de argentinos; y más cuando se clona animales con material genético
humano. Veremos que no es ciencia-ficción, y que tampoco necesariamente
es algo malo, si se sabe hacer bien y con un buen fin. Muchas veces se habrán
preguntado por qué algunas personas lucen bien y otras no tanto; eso
no es más que la expresión de lo que primero ocurrió dentro
de nuestras células; así como esa pared está constituida
por ladrillos, nuestros cuerpos tienen como unidad fundamental a las células.
Y podemos decir que nuestro organismo es de algún modo un reflejo de
ese conjunto de células. Todos los que estamos acá sentados alguna
vez fuimos una sola célula; cuando un espermatozoide se unió a
un óvulo u ovocito se originó una sola célula que empezó
a dividirse y dividirse y dividirse... a veces uno no sabe qué término
usar porque bien podría decir que empezó a multiplicarse y multiplicarse
y multiplicarse. Lo cierto es que esa célula, esa sola célula,
ya tenía toda la información genética para concluir
la formación de cada uno de nosotros. Pero para que eso pasara, necesitó
de ese espermatozoide y de ese óvulo que aportaron su parte de información.
Una vez generada esa célula inicial, la información pasó
a las otras células que fueron fruto de la división. Y en algún
momento del crecimiento del embrión, algunas de estas células
decidieron especializarse; a pesar de tener la misma información, algunas
decidieron ser cerebro, ser riñón, ser hígado.
Podríamos decir que es como cuando uno decide especializarse en alguna
carrera, una vez terminado el secundario. Yo quise ser químico, y entré
en la Facultad de Exactas, pero no significa que por haber decidido ser químico
toda la información de las otras carreras, medicina, abogacía,
arquitectura, etc., que ya tenía, desaparezca sino que no la uso. Algo
así sucede con estas células, muy al principio del desarrollo
embrionario, cuando a pesar de tener toda la información deciden usar
sólo cierta parte. Pero, ¿en qué consiste toda esa información?
La naturaleza de la informacion
Calvo (continúa):
Desde hace algunos años, los científicos en vez de preguntarse
en qué nos diferenciamos con las demás especies han comenzado
a preguntarse en qué nos parecemos. En qué nos parecemos a una
bacteria, a una planta, a un camello, a un pez. Una vez que se dieron cuenta
de cuáles eran las similitudes, se preguntaron qué pasa si combinamos
algo de esto, qué pasa si le agregamos información que proviene
de un ser humano. Desde luego, no lo transformo en ser humano sino que voy a
conseguir que ese ternero use esa información y exprese lo que esa información
le indica; porque en definitiva todos los seres vivos manejamos el mismo tipo
de información. El asunto es ver dónde está esa información.
Pues está en un lugar muy especial de las células que se llama
núcleo, dentro de ese núcleo están los cromosomas, dentro
de los cromosomas está el famoso ADN, la molécula que tiene una
particular composición química que se conoce (eso hizo el proyecto
genoma humano: logró saber exactamente la información que este
ADN lleva en cada una de nuestras células).
El ADN está compuesto por dos cintas la doble hélice
que se mantienen pegadas. Cuando la célula se divide, las cintas se separan
de tal modo que cada cinta pueda generar la otra, manteniéndose la información.
Ahora, ¿cómo usa la información la célula? A partir
de su núcleo, la célula genera otra molécula, que no aparece
tanto en los diarios, que se llama ARN. El resultado final es una proteína,
palabra más famosa, y que no es otra cosa que una molécula químicamente
definida, que nos sirve para el armazón de la célula, como hormona,
para defendernos de los virus en el sistema inmunológico, etc.; las proteínas
dentro de las células están donde está la acción,
pero una proteína no puede sintetizarse si antes no sacó la información
del ADN que estaba en nuestros núcleos. Por eso la idea de estas clonaciones
es que los terneros en su material genético lleven información
para una proteína humana, y cuando la produzcan se podrá obtener
esa proteína de la vaca muy fácilmente.
De un nucleo a otro
Daniel Salamone:
Una de las técnicas de las que voy a hablar es la de transplante
nuclear, un nombre un poco fantasioso como ven, que está causando
gran impacto con el tema de la clonación y que se conoce desde 1986.
En Estados Unidos se habían logrado embriones in vitro con una célula
de animal adulto, incluso lo implantaron en un animal, pero nunca supusieron
que podía dar origen a un animal entero. Esto pasó desapercibido
muchos años hasta que un escocés, Ian Wilmut, insistió
y descubrió que era un sistema efectivo a partir de una célula
que ya estaba diferenciada y formando un tejido, fue como volverla para
atrás y transformarla en un embrión y luego en un animal
completo.
Algo así hicimos nosotros. Nuestra idea era introducirle ADN nuevo al
embrión. Entonces, lo que hicimos fue, teniéndolas in vitro y
pudiendo cultivarlas por muchísimo tiempo hasta dos meses fuera
del animal, introducir un grupo de genes nuevo. En nuestro caso, le introdujimos
el gen de la hormona de crecimiento... Ustedes saben que hay personas que no
crecen lo suficiente y sufren de enanismo, cuando están por
debajo de cierta medida. Es porque les falta cierta hormona, que si se les inyecta
durante el período de crecimiento haría que alcanzaran una talla
normal. Entonces, lo que hicimos fue introducir esa hormona del crecimiento
en estas células y además pusimos esa información de tal
modo que la hormona se produzca sólo en la leche de la futura vaca, y
no en cualquier parte del cuerpo. Tenemos millones de estas células que
provienen del mismo animal; las congelamos y las podemos obtener indefinidamente,
en el número de millones.
La tecnica
Salamone (continúa):
Para el procedimiento de sacarle el núcleo al óvulo usamos
la microcirugía, que es una técnica sumamente artesanal. Consiste
en utilizar pipetas estructuras tubulares de vidrio muy muy finitas,
que no se pueden ver sino con microscopios. Con esas pipetas le sacamos el núcleo
al óvulo y a la célula que hemos modificado genéticamente
le mantenemos el núcleo y el citoplasma. Para fusionarlas, que es el
siguiente paso, usamos un método eléctrico; a través
de una descarga, dos células que están muy próximas se
fusionan. Luego, hacemos crecer un embrión durante nueve días
en el laboratorio y, si es que evoluciona es decir, si se multiplica la
célula inicial, tomamos una vaca y lo implantamos en esa especie
de madre sustituta que lo va a desarrollar ahora como si se tratara de una preñez
normal. En nuestro caso, lo terminamos en cesárea porque queremos tener
absoluto control, máxime después de que en febrero se nos muriera
otro clon en el momento del parto natural.
De los terneros nacidos, el más antiguo que tiene dos meses
no es transgénico; en cambio ya tienen cerca de un mes los animales transgénicos
que pueden producir la hormona de crecimiento. Cuando crezcan más van
a desarrollar las glándulas mamarias y van a producir en la leche esta
proteína del crecimiento humano. Van a producir una proteína humana,
que va a poder sacarse de la leche y de la cual obtendremos grandes cantidades.
No es que vamos a tomar la leche y listo, vamos a crecer. No, hay que someterla
a un proceso de purificación y luego se producirá la medicina
que se venderá en las farmacias.
¿Qué otras cosas se pueden hacer con todo esto? Bueno, se podría
pensar por ejemplo en tomar al gran campeón de la Rural y producir copias.
Pero a mí me gusta más la idea de producir en animales remedios
de alto valor. Y una de las cosas que más me entusiasma es la posibilidad
de trabajar en cerdos que, como ustedes saben, es una especie muy parecida a
la humana en cuanto a sus órganos. Así se podría suplir
esa falta de órganos para transplantes humanos que sufrimos hoy, con
enormes listas de espera. Y apesar de que esto sería algo a largo plazo,
hay tres grupos en el mundo que están trabajando en este sentido y obteniendo
resultados muy buenos. Podríamos producir resistencias a las enfermedades,
es decir, producir animales que resistan genéticamente; podríamos
mejorar su capacidad de reproducción. O, como ya se está haciendo,
producir cabras que en su leche generen seda de araña, que
es la proteína más resistente, hasta se pueden hacer chalecos
antibala con esto. También se puede reproducir por clonación animales
en peligro de extinción. Estas son algunas posibilidades de esta técnica.
Preguntas (mas un ejercicio
de periodismo)
¿Qué
importancia tiene la edad del animal del cual se toma la célula somática?
Salamone: Eso es muy importante. A mí, que siempre me gustó
la ciencia-ficción, me sorprendió cuando leí que el grupo
de Wilmut que clonó a Dolly veía que la oveja clonada desde el
punto de vista genético era más vieja de lo que debería
ser: tenía cinco años y parecía que desde el punto de vista
de los cromosomas tenía diez. No sé si vieron Blade Runner o leyeron
el libro (Sueñan los androides con ovejas eléctricas) en el que
los clones morían jóvenes, y que parecía premonitorio...
Ahora bien, un científico argentino demostró lo contrario, es
decir, que la célula rejuvenece con la clonación. Pero en realidad
estamos estudiando todavía, y no hay nada definitivo.
¿Cómo es la terapia génica, se reemplazan genes o
se suprimen genes?
Salamone: Hay diferentes formas de incorporar genes a un organismo. Hay
partículas virales que, de la misma forma que introdujimos un gen para
que determinada proteína se exprese en la leche, a través de una
infección beneficiosa, se pueden incorporar a genes que producen
medicamentos en el propio individuo. Eso está en el terreno experimental
para un gran número de enfermedades. Otra cosa, más discutible,
es cuando se altera genéticamente a un individuo para siempre y a su
vez a los hijos, y a los hijos de los hijos. Yo diría que no deberíamos
hacerlo porque médicamente aún no sabemos las consecuencias que
puede tener. Insisto en que hay que evitar el dogmatismo y debatir profundamente
estos temas.
(...) Recuerdo que una vez me llamó un periodista, Chiche Gelblung, y
me preguntó ¿qué piensan los científicos de
la clonación humana?. Yo empecé a responder que la mayoría
está en contra, que médicamente es desacertado, y estaba en eso
cuando me dice: Bueno, Severino Antinori (el médico italiano que
quiere clonar humanos) al teléfono. Y del otro lado, Antinori que
me decía que se pueden clonar humanos porque en el mono funciona y no
hay problemas. Yo le pregunté quién había clonado de un
mono adulto y él me respondió con evasivas, porque nadie lo hizo
hasta ahora. En fin, son posturas encontradas...
Eugenesia y final
Calvo: Yo
quiero agregar que no estoy a favor de la eugenesia, es decir, la selección
de quién nace o quién no según el patrimonio genético;
eso es algo que ya hace la naturaleza por sí misma, si tenemos en cuenta
que 3 de 4 embarazos naturalmente se pierden. Decidir que una persona no nazca
por los resultados de un análisis es un problema porque, después,
¿dónde lo frenamos? Y es que se podría trasladar y hacer
con los ya nacidos: Esta persona es un estorbo para la sociedad, matémosla,
se diría. Es muy peligroso, me parece, y debe debatirse, como en este
momento acá en el Café Científico, o bien legislarse cuidadosamente.
A pesar de que no hay ley que pueda impedir ciertos excesos. Y doy un ejemplo
de la terapia génica, un procedimiento generalmente aceptado; nadie ve
mal que a una persona se le administre un virus que tenga un gen que le haga
más llevadera la vida futura con tal enfermedad. Pero, en 1999, un chico
murió en cinco días por la terapia génica. Era un chico
que se podía haber mantenido vivo perfectamente con la terapia tradicional,
es más, su enfermedad no aparecía en todas las células
sino en algunas, pero él decidió la terapia génica porque
pensaba que experimentando él mismo podría ayudar a otros chicos
en el futuro. Y murió a los cinco días. Fue en Estados Unidos,
y era un chico que tenía un problema de deficiencia en el metabolismo
de aminoácidos, y podía haber vivido muchísimos años
más. ¿Qué pasó? Los médicos variaron el protocolo
de experimentación en el momento de aplicárselo y le administraron
muchísimas más partículas virales de las que se usaban
normalmente; y también ocultaron que cuatro monos habían muerto
en experimentos con el mismo virus. Entonces, como decía Daniel Salamone,
¿por qué apresurarse y saltar al vacío con riesgo para
las vidas?
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