futuro

Sábado, 18 de septiembre de 2004

ASTRONOMIA

¿Primera postal extrasolar?

 Por Mariano Ribas

Sin hacer mucho ruido, un grupo de pacientes investigadores europeos parece tener en sus manos uno de los trofeos más deseados de la astronomía actual: la primera imagen de un planeta extrasolar. Todo un logro, porque si bien es cierto que, hasta ahora, ya se han encontrado más de 130 mundos orbitando a otras estrellas, todos esos descubrimientos fueron realizados mediante métodos indirectos (básicamente, detectando el bamboleo gravitacional de las estrellas a las cuales orbitan). O dicho de otro modo: nadie los había visto. La novedad recién comienza a circular, porque los astrónomos del Observatorio Europeo del Sur han elegido el camino de la cautela. Y a diferencia del fiasco de aquella imagen tomada por el Telescopio Espacial Hubble hace unos años (que sólo era una estrella de fondo), esta vez hay muy buenas razones para pensar que, efectivamente, la cosa va en serio.

Busqueda dificil
La carrera por conseguir la primera foto de un mundo completamente ajeno al Sol no es nada nueva. De todos modos, cobró una especial importancia desde octubre de 1995, cuando los suizos Didier Queloz y Michel Mayor detectaron (en forma indirecta) a 51 Pegasi b, el primer planeta extrasolar. Sin embargo, la tarea demostró ser harto complicada. Y se entiende: cualquier planeta en torno de una estrella quedaría casi completamente perdido en medio de su resplandor, como si fuera un fósforo al lado de un gigantesco reflector. En 1998, Gael Chauvin y sus colegas del Observatorio Europeo del Sur se anotaron en esa carrera, tan apasionante como desafiante. Y con la ayuda de uno de los cuatro telescopios gigantes que forman el VLT (Very Large Telescope), el complejo astronómico más impresionante de la Tierra instalado en el norte de Chile, comenzaron a explorar grandes familias de estrellas recién nacidas (conocidas como “asociaciones estelares”). Sin dudas, un excelente lugar para buscar (y fotografiar) planetas extrasolares: “Cualquiera sea la naturaleza de estos objetos, deben ser mucho más calientes y brillantes cuando son jóvenes y, por lo tanto, más fáciles de detectar que otros más viejos se similar tamaño”, explica Chauvin. Una muy buena estrategia, apoyada en un telescopio aún mejor (ultramoderno, y equipado con un espejo primario de 8,2 metros de diámetro). Tardó, pero esa combinación, finalmente dio resultado.

Hallazgo en 2M1207
En abril de este año, el equipo de Chauvin estaba estudiando la famosa asociación estelar de TW Hydrae, un clásico celeste ubicado a 230 años luz del Sistema Solar. Y fue allí donde tropezaron con un extraño objeto, catalogado como 2MASSWJ1207334-393254. Así de largo. Bueno, en realidad, y en honor a la cordura, también se lo conoce como 2M1207, para abreviar. La cuestión es que 2M1207 (optamos por este nombre, más saludable) no es una estrella, sino una enana marrón, una extraña clase de híbrido astronómico. Las enanas marrones son estrellas fracasadas, objetos gaseosos mucho más grandes que los planetas, pero no tanto como las verdaderas estrellas. De hecho, carecen de la masa, presión y temperatura necesarias para “encenderse” como tales (mediante fusiones termonucleares). En lugar deeso, sólo producen calor como subproducto de su lenta contracción gravitatoria. Pero lo verdaderamente interesante no era 2M1207, sino otra cosa: estaba a su lado, era mucho más pequeña, y cien veces más pálida.

Pistas firmes
La enana marrón y su compañero, que es lo que verdaderamente importa, fueron fotografiados en luz infrarroja, mediante un dispositivo acoplado al súper telescopio europeo. Y ahí está la imagen, recién publicada. No es muy espectacular que digamos, es cierto. Y tampoco ha tenido, aún, la promoción y repercusión que los hallazgos científicos de la NASA (especialista en bombas mediáticas, más allá del indudable valor de la mayoría de sus logros astronómicos). Pero las implicancias de esta deslucida postal podrían ser sensacionales: el punto de la izquierda sería un planeta extrasolar orbitando a 2M1207 (a la derecha). Y hay muy buenos argumentos para que así sea: por empezar, emite la cantidad de radiación infrarroja esperada para un objeto de tipo planetario. Además, no muestra las señales espectroscópicas estelares, con lo que quedaría descartado que se trate de una estrella de fondo, casualmente alineada en la visual. Y por si fuera poco, un análisis espectral, realizado en junio, delató la presencia de vapor de agua. Y las moléculas de agua sólo pueden sobrevivir en objetos relativamente fríos, como los planetas. Son tres razones de peso: “No importa tanto la definición, pero este es un objeto con masa planetaria”, dice Chauvin.
Según las primeras estimaciones, el primer planeta extrasolar que, aparentemente, se ha dejado fotografiar tendría 5 veces la masa de nuestro Júpiter. Y estaría situado a 55 unidades astronómicas de la enana marrón, es decir, un poco más lejos de la distancia Sol-Plutón (una unidad astronómica equivale a la distancia Tierra-Sol, es decir, 150 millones de kilómetros). Es cierto: si realmente es un planeta, no sería del todo “normal”, porque no gira en torno de una estrella. Pero esa es harina de otro costal. Mientras tanto, sus orgullosos y cautos descubridores lo siguen muy de cerca: nuevas fotografías podrían mostrar los cambios de posición esperados para un planeta en órbita. Cambios que, de una vez por todas, confirmarían su status. Y luego, como todo recién llegado, habrá que ir pensándole un nombre. Y festejar.

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abajo de la enana marron 2m1207 estaria el primer planeta extrasolar fotografiado.
 
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