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La nueva reedición (corregida y aumentada) de este clásico de las ciencias políticas argentinas da la sensación de que por mucho esfuerzo que los gurúes del capitalismo pongan, la historia en Latinoamérica no se mueve. A pesar de que los artículos y el prólogo tienen raíces que van desde fines de los ‘70 hasta el 2003, lo que parece ser un enorme lapso de tiempo, todos se mantienen vigentes; en el medio quedaron sólo algunas modas pasajeras (como la “muerte” del Estado) o las últimas promesas incumplidas del neoliberalismo (como el efecto derrame de la economía).
La discusión sobre la relación entre democracia y capitalismo sigue siendo tan actual como en los ‘60 y de la mano de los 19 y 20 de diciembre, los levantamientos populares en Bolivia, en Perú y demás ejemplos, queda claro que la desconfianza en la democracia representativa no para de crecer y que sus “ominosas secuelas no tardarán en aparecer”.
Así es como capítulos que señalan que “Más democracia implica, necesariamente, menos capitalismo”, que en los ‘90 hubieran sido acusados de “setentosos”, dejan en evidencia que cuestiones como la redistribución o las limitaciones al mercado, al ser ignoradas durante años, sólo eran una forma de enriquecerse mientras se pateaba la pelota hacia adelante.
En el siglo XXI, la pelota sigue volviendo, a pesar de que cada vez se la golpea con más fuerzas, se la gasea o se le dispara con balas de plomo. Así, la democracia resulta tironeada entre las formas clásicas de un autoritarismo que no logra reinventarse y formas germinales de participación directa que intentan dar respuestas locales a los problemas. En el medio queda muchas veces la más simple desesperación de los pueblos.
En este libro, Boron demuestra por qué es uno de los politólogos más importantes de la Argentina y por qué su mirada, inevitablemente localizada en el tercer mundo, lo pone en condiciones de discutir con rostros más conocidos internacionalmente.

Esteban Magnani