Hay veces que la aventura de hacer ciencia es de lo más adversa. Hace exactamente cien años, un grupo internacional de científicos liderado por el geólogo sueco Otto Nordenskjöld y en el cual estaba incluido un oficial argentino, se internó en la única región del planeta de la que –para entonces– se sabía menos que poco: la Antártida. Allí vivieron una verdadera odisea, al quedar varados luego de que el barco que debía buscarlos se hundiera en la costa. Aun así continuaron estoicamente sus estudios magnéticos, astronómicos, bacteriológicos, geológicos y cartográficos. En esta edición de Futuro, crónica de una epopeya científica en el rincón más inhóspito del mundo.