¿Es posible una vacuna contra el colesterol?
“Nuestro estudio ha identificado una serie de proteínas que inducen una respuesta inmune que inhibe la aterosclerosis. Estos resultados sugieren un camino para el desarrollo de terapias de inmunización contra la enfermedad coronaria”, escribió el doctor Fredrikson Gunilla Nordin, de la Universidad de Lund, Suecia, en una reciente edición de la revista especializada Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology.
Las proteínas a las que se refiere este investigador sueco pertenecen a la forma oxidada del colesterol LDL o colesterol malo; en un estudio realizado en ratones, Gunilla Nordin logró reducir en un 85% las placas de colesterol que al taponar las arterias del organismo conducen progresivamente al desarrollo de las enfermedades cardio y cerebrovasculares. ¿Cómo lo hizo? Fácil, al menos en teoría...
Su vacuna anticolesterol busca, como toda vacuna, que el organismo aprenda a defenderse de ciertos agentes o elementos capaces de causar enfermedad. En este caso, de lo que se trata es de enseñar a los soldados del sistema inmunológico (los glóbulos blancos) a no reaccionar ante la presencia del colesterol oxidado, lo que normalmente desencadena una cadena de eventos que da lugar a la acumulación de lípidos en el interior de la pared de las arterias.
En otras palabras, lo que las vacunas anticolesterol buscan no es reducir el nivel de colesterol circulante en sangre. En su lugar, la meta es modular el funcionamiento del sistema inmunológico humano para que no colabore con la progresión de la aterosclerosis que, considerada desde un punto de vista inmunológico, no parece ser otra cosa que un suicidio lento ante la incapacidad del organismo de librarse del exceso de colesterol malo.