RAMOS GENERALES
Mostrar pitos para vender perfumes
En un artículo publicado el domingo 27 de octubre en diario español El País, el chispeante periodista Vicente Verdú daba cuenta de la última novedad en materia de atrevimiento publicitario: las marcas de hiperlujo ahora apelan, para vender perfumes masculinos, a desnudos explícitos de hombres que, en algunos casos, muestran hasta el pito. Dice Verdú con respecto a las antiguas y actuales quejas feministas por el uso del cuerpo femenino como un objeto sexual: “¿Cuánto no habría dado un hombre por recibir ese fastuoso aprecio? Los hombres han debido ganar títulos y premios Grammy, carreras de Fórmula 1 y millones de dólares para que una mujer se derritiera por ellos, mientras que a las mujeres les bastaba con ser hermosas para causar guerras o provocar suicidios”. Ay, Vicente, qué exageración. Y además: “¿Les bastaba con ser hermosas?” ¡Como si una viniera al mundo con rimmel y faja anticelulítica! La cuestión es que Verdú relata que Yves Saint Laurent, por primera vez en la historia de la publicidad, acaba de usar un desnudo frontal y explícito masculino. El modelo, tremendo –por lo bello y armónico, no piensen en tamaño–, se llama Samuel de Cubber y es subcampeón mundial de aikido. Parece que nadie se ha escandalizado demasiado. Es que nadie sabe a quién están chistando esos desnudos: si a las mujeres o a los gays. Es sabido que el desnudo masculino siempre fue de consumo más gay que heterosexual. Como fuere, hay que tomar nota de semejante arribo al universo satinado de las revistas de lujo: el desnudo masculino pasó de la sombra al porno sin escalas. Lástima, dice Verdú, que lo haya hecho en una época como ésta, en la que nadie se asusta de nada. Y de un pito, menos que menos.