Ingrid necesita ayuda
Al cierre de esta edición, todavía no había grandes novedades sobre Ingrid Betancourt, la candidata presidencial colombiana secuestrada el último sábado por las FARC mientras (como representante del partido independiente Oxígeno Verde) visitaba una región sacudida por violaciones a los derechos humanos. Para una etapa de esa visita, Ingrid había solicitado al presidente Andrés Pastrana que le prestase un helicóptero del gobierno para transportarla hasta un poblado en plena zona crítica. Pastrana se lo negó. Sin embargo, tras que ella fuera secuestrada, el mismo presidente ofreció su “apoyo incondicional” para lograr su liberación, y acusó a la guerrilla de “estar secuestrando a la democracia”. Los padres de Ingrid, Gabriel Betancourt y Yolanda Polecio, informaron que Pastrana tenía, en el momento del encuentro con Ingrid, cuatro helicópteros a su disposición, y que “si el Presidente hubiera ofrecido su ayuda con anterioridad, este secuestro podía haberse evitado”. Al día siguiente al secuestro, los padres de Ingrid rogaron a Pastrana que limitara la intervención militar porque eso podría poner en peligro la vida de su hija. Sin embargo, hasta el momento, ni los representantes de la guerrilla ni el gobierno han tenido ningún tipo de comunicación con su esposo ni su familia, a pesar de que el caso ha recibido, incluso, atención de parte del secretario general de la ONU, el departamento de Estado de EE.UU. y la Unión Europea. Por ello, su familia y sus amigos están organizando una campaña internacional. Todos los mensajes de solidaridad y apoyo que lleguen a
[email protected] serán reenviados al gobierno colombiano, como muestra de solidaridad internacional.
Cara y ceca
La semana pasada, en esta columna informamos sobre el caso de Carmen G, la pampeana a quien tanto el servicio de tocoginecología del hospital L. Molas como la Justicia negaron una ligadura de trompas. Carmen G. la había solicitado en su noveno embarazo, recientemente enterada de que la enfermedad que padecía uno de sus hijos era transmitida genéticamente, e incurable. En estos días, desde La Pampa nos llegó un e-mail con novedades. “Un grupo de mujeres, convocadas desde el Instituto Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de la Universidad Nacional de La Pampa, nos estamos reuniendo para encontrar solución a este problema en particular, y presentar una ley provincial. El niño de Carmen G. ya nació, hace aproximadamente un mes. Aún no se sabe si tiene la enfermedad. Desde el grupo sabemos que la ligadura debió hacerse en el hospital público”, que incurrió en abandono de persona al negar la intervención. “Carmen no tiene obra social y depende de él para su atención y la de sus hijos.”
Por otra parte, esta semana una chica internada en un hogar de madres solteras de La Plata obtuvo la autorización judicial, insistencia mediante (el primer juez en atender el pedido planteó: “lo que se debe hacer con estas chicas tan jóvenes es apuntar a su educación sexual. Si permitirmos la utilización de estos elementos agresivos para el cuerpo, ¿para qué las internamos en institutos especializados?”), para usar un DIU. El fallo, hay que decirlo, es inédito: basado en el derecho a la planificación familiar, la Cámara de Apelaciones resolvió que la decisión de la adolescente, a pesar de su minoría de edad, es estrictamente personal, por lo que el Estado no tiene motivos para interferir en ella. Ella ya es madre: ingresó en el Instituto Materno Infantil Casagrande dos años atrás, cuando quedó embarazada de una pareja que la obligaba a vender drogas y denunció ser violada por su padrastro.