Dejaría caer uno a uno desafortunados mandatos a los que desde siglos hemos sido sometidas las féminas. Tiraría el “geishismo”. La mujer devota sexual y servicial de su tarambana de turno. También el ser calladita. El ser sacrificada. No puede faltar arrojar a la hoguera la maternidad. La esencia de la mujer es la maternidad. Perfecto, tiremos también el ser la amante serial. Fogosa, versátil, gauchita, depiladita, putita, peterita. O si no: potra, salvaje, hembra. Arrojemos a los fuegos eternos mandatos y torturas como la depilación. La discreción, la resignación. Quiero andar en patas y que no me mires los juanetes. Quiero ganar dinero. Quiero desnudarme y hacer el amor locamente, aun con la cicatriz espantosa que me quedó después de la cesárea, y que cuando la mires me admires. Según Julio César, los ladrones celtas y prisioneros de guerra eran ejecutados en hogueras y llamados “hombres de mimbre”. Tiremos a la hoguera lo que hay de nosotras de “mujeres de mimbre”. Para terminar, empezaría una inquisición simbólica contra ciertos machos. Complete en su casa. Yo digo el primero... Ricardo Arjona.

* Actriz de Puertas adentro. Sábados a las 20 en Teatro Gargantúa, Jorge Newbery 3563.