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Cuando los pasados meses, Star Wars lanzó al mundo la primera parte del tercio final de la saga –según cronología y narrativa– y sorprendió gratamente por trama, heroína, diversidad racial en su elenco, guiños a las cintas previas, personajes de la trilogía original, efectos, malvado emo, entre otras cuestiones, el despertar de la fuerza despertó algo más que las bien habidas loas y los récords en taquilla. También avivó la rabieta de varoncitos enconados que se disgustaron por: heroína (¡¿Una mujer protagonista?! ¿Y sin bikini dorada? ¡Ah, no, no!), diversidad racial en su elenco (algunxs incluso iniciaron un boicot porque, a su entender, el multiculturalismo de la peli promovía “el genocidio blanco”), villano emo, etcétera. Ni siquiera faltaron los gritos de ¡horror! contra doña Carrie Fisher por haber incurrido en tremenda aberración: la de envejecer y engordar. Increparon entonces estos bobalicones a las autoridades correspondientes para que no volvieran a incluirla en los films venideros porque la imagen que les devolvía la pantalla arruinaba su –puñetera– fantasía de niñez. Por supuesto, Fisher volverá; aunque –lamentablemente– falte demasiado para verla en la próxima entrega (estreno aproximado: diciembre de 2017). Al menos, los casi dos años entre un estreno y otro acaso sirvan para aplacar los ánimos exasperados de estos hombrecillos iracundos...

Nah. No, no, eso no ocurrirá. Evidentemente. Porque, miles y miles de fanboys – tozudos y sexistas– están convencidos de que las mujeres les han “robado” su amada galaxia. Y su incendiaria paranoia acaba de encontrar otro fosforito que les permite continuar con la mecha corta: la cinta Rogue One: A Star Wars Story, dirigida por Gareth Edwards (Godzilla) y protagonizada por la británica Felicity Jones (La teoría del todo), primer spin-off de la saga creada por George Lucas que llegará a los cines este diciembre. Ocurre que el tan esperado tráiler del susodicho film –que ampliará el universo Star Wars por fuera de las trilogías, estará ambientado antes de las aventuras que ya conocemos, e incorporará nuevos personajes– tiene por protagonista a una kick-ass lady, taciturna y rebeldona, a quien un team de espías le encarga robar los planos de la Estrella de la Muerte del malvado Imperio Galáctico (sí, sí, los mismos que la princesa Leia escondió en R2-D2 en el episodio IV, Una Nueva Esperanza, de 1977). El asunto, se sabe, es cosa seria: la Estrella es una estación acorazada con suficiente potencia para destruir planetas enteros… Oh, por cierto: se rumorea que Darth Vader hará un breve cameo.

Cuestión que aunque los adelantos de Rogue One, recientemente lanzados, lucen muy, muy bien (no hay sables de luz –porque no hay Jedis–, pero sobra acción con influencia samurái, y, ¡yey!, reaparece la líder Mon Mothma), cantidad de fans han puesto el grito en el cielo ¿Su principal queja? Que tamaña misión le haya sido encomendada… a una mujer. “¿¡Otra heroína!?”, lloriquean los pobrecitos, que tras “lidiar” con Rey como protagonista de El despertar de la Fuerza, ahora deberán hacer lo propio con Jyn Erso (encarnada por Jones), la flamante dama en cuestión, de evidentes armas tomar. “La franquicia se ha vuelto rehén del movimiento feminista”, esgrimen los muchachos. “¿No se dan cuenta que tener otra mina protagonizando le quita valor a Rey, de la entrega VII?”, fue la “perspicaz” observación de otro anónimo (con los varones no corre el mismo criterio, ¿cierto?). ¿Más? “Star Wars se ha vuelto Twilight”, o “Esto es una conspiración para juntar más dólares; los hombres vamos a ir a verla de todos modos, solo buscan que señoras y señoritas también se interesen en el género” (ya lo hacían, papafritas). Y luego: “Con Kathleen Kennedy, una mujer, como presidenta de Lucasfilm, ¿en todos los venideros lanzamientos tendremos que fumarnos a más y más heroínas?” En fin, siguen las firmas en símil tono. Oh, por cierto: Kennedy ya avisó que con el devenir de las siguientes entregas no solo habrá más presencia femenina en la pantalla; también detrás. Enhorabuena.

Enhorabuena, también, otro tanto de expresiones online, que parodiaron las quejas sardónicamente, recomendando –por caso– que los encolerizados se eviten la visita al cine, y fundamentalmente que no hinchen más. Sin más, ni lentas ni perezosas, las desfachatadas damiselas geek del sitio The Mary Sue salieron al cruce de la reacción machista, publicando una carta abierta que –no sin ironía– apunta a los encrespados fanboys. “Tienen razón, lo hicimos: robamos sus planos de la Estrella de la Muerte. Oh, y no fue fácil. Nos llevó décadas ejecutar el plan con el que les hemos choreado algo más: su infancia”, esgrimen las frescas muchachas, sin dejar de apuntar que “estos mundos ricos, fantásticos, sci/fi ya no les pertenecen más. Nunca les pertenecieron. Nos pertenecen a todos/as, a pesar de sus esfuerzos por borrarnos de la narrativa”. “Ya no hay manera de detenernos, amigos”, fogonea la web feminista, sumando que “queremos lo que nos corresponde por derecho”: a Rey, a Jyn Erso, a la Generala Leia, a Jessika Pava. Y, ampliando las referencias a otros universos ficcionales: a Katniss, Lisbeth, Ripley, Uhura, Black Widow, Spider-Gwen… “Fanboys: nosotras, las Mary Sue del mundo, tenemos sus planos de la Estrella de la Muerte, y sus sables de luz también están aquí”, remata la ocurrente misiva. Por su parte, Caroline Siede, del sitio A. V. Club, profirió: “Tal vez Hollywood por fin se ha dado cuenta de que no solo son las mujeres son endemoniadamente fuertes; sus historias también pueden ser jodidamente interesantes.”

Por lo demás, sepan los expectantes que Rogue One llega con lustroso elenco: el danés Mads Mikkelsen, Alan Tudyk, el australiano Ben Mendelsohn, Forest Whitaker, Donnie Yen. Ajá, también está Diego Luna. Y Felicity Jones, por supuesto, lista para tomar al Imperio por asalto. Más no fuera, esos benditos planos...