[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Por Laura Algier

Hace 6 años que soy voluntaria de la Red Solidaria. En todo ese tiempo pude comprobar cómo miles de personas e instituciones se van encontrando, reuniendo y sumando para dedicarse a mejorar la situación de los más marginados.
En nuestra organización estamos sorprendidos por la generosidad de tantos amigos y desconocidos que responden a cientos de llamados que hacemos a la comunidad a través de los medios de comunicación. Intentamos dar permanentemente respuestas concretas a una realidad muy complicada, que tratamos de ver con la mayor claridad posible para ver qué nos dice esta Argentina de hoy, cómo se expresa, cómo se manifiesta.
A las dos de la tarde del viernes pasado, el 6 de septiembre, en el comedor de Margarita Barrientos, allá en el Bajo Flores, la emoción nos ahogaba. Comenzamos a aplaudir y a llorar por tres minutos: eran aplausos y llantos pidiendo por la PAZ.
Cuando terminamos de aplaudir junto a toda esa gente que se había acercado, nos empezaron a sonar los celulares y no podíamos creer lo que nos contaban y escuchábamos: todo el país paró tres minutos por la PAZ.
El clima del comedor era muy especial: la gente que hacía la cola para buscar su comida, los chicos con carteles pidiendo por la paz, las madres que perdieron a sus hijos, y las madres que nos solidarizamos y vivimos su drama como si los suyos hubieran sido nuestros hijos.
El rabino, el cura, el imán, el anglicano, todos los credos juntos...
Las cocineras sobre el techo del comedor con sus pañuelos blancos, cantando el Himno al lado de una bandera con mástil de palo es escoba....
Los bomberos de la Vuelta de Rocha con sus trajes gastados.
Todos unidos, pidiendo por la PAZ.
Desde la Red Solidaria estamos muy reconfortados, queremos que todos lo sepan, quisimos que todos pudieran participar y desear y expresar su necesidad de PAZ.
Tenemos auténticas razones para mantener la esperanza y el optimismo intactos, porque seguramente, si cada día son más las personas que van al encuentro de su prójimo y se comprometen con su comunidad, se irán redescubriendo nuevas necesidades que nuestra comunidad tiene.
Hoy el grito de los argentinos vuelve a pronunciar la palabra PAZ.