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Viernes, 30 de enero de 2009

VISTO Y LEIDO

No adoptarás

La hija de la amante
A. M. Homes Anagrama 213 páginas

Avalada y perseguida por el escozor que en los años ‘90 provocó su libro Theendof Alice, por el cual fue acusada entre otras atrocidades de dar ideas y justificativos a pedófilos, Homes continúa, como en sus relatos breves, forzando los márgenes entre ficción, realidad y moral. Ahora con una novela autobiográfica. Ella es la hija de la amante, tradicional y revulsivo modo de nombrar a madre y padre ausentes en una misma construcción. La autora norteamericana nacida en 1961, que da clases en la Universidad de Columbia y que tiene una pequeña hija fruto de la eficiencia y avances de la reproducción asistida, fue una niña adoptada, vivió con el fantasma de su origen, encontró hace unos años a sus padres biológicos, deseó que no fueran quienes eran, se obsesionó con ellos, los olvidó, tuvo a su hija de sangre, escribió esta novela.

Homes apunta especialmente a las cabezas bienpensantes con el objetivo de hacerlas enervar, revolcarse y pretender por ejemplo que se callen, censurarlas, aunque eso no esté bien.

Pero aquí nadie va a censurarla, se expone y expone a su familia con la inocencia de los blogs y de todas las novelas autorreferenciales que tanta aceptación tienen en esta era del “yo, mírenme”. Ya no se busque aquí el relato escabroso de algún abuso sexual, violencia doméstica recogidos desde un punto de vista ambiguo o repelente. En esta historia de la escritora exitosa pero desvalida ante la imprecisión de su identidad, Homes aporta una sutil molestia a las discusiones sobre el peso de lo biológico en la construcción de lazos y personalidades. La adopción ha sido un error que la familia biológica no puede paliar. La familia, ese bien tan buscado, defrauda en todas sus formas. Y sin embargo, cuando todo parece haber sido entendido de esta forma, la autora desliza que se sometió a estudios y varios intentos fallidos para engendrar una niña que fuera de su propia sangre. Con ritmo y morbo consigue un gran interés cuando despliega ese misterio que pasa por la mente de los adoptados, el momento del encuentro, el egoísmo y el temor de los adoptivos, la fuerza del cariño y de la sangre en pugna. El encuentro sucesivo con los padres biológicos, que no podían ser menos de lo que son, defrauda mucho más a los lectores que a la propia hija, que tal vez abuse con algunas páginas hacia el final del libro, donde parece perder las riendas de un relato que se vuelve emotivo y anodino, como esas fotos de las vacaciones que hicieron otros.

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