Viernes, 15 de mayo de 2009 | Hoy
PASOS PERDIDOS...
La fertilización asistida no está regulada en la Argentina. La parte negativa del vacío legal es que las obras sociales y prepagas no aceptan cubrir los tratamientos por infertilidad, pero la contraparte es que la falta de regulación permite una libertad que posiblemente la intromisión legal coarte, como pasó en Italia, donde el berlusconismo prohibió que las mujeres solas puedan acceder a métodos de fertilización asistida, entre otros puntos. Igualmente, todos los años el Congreso amenaza con legislar sobre las nuevas formas de concebir que –con ley o sin ley– no paran de avanzar ni de sumar más mujeres y varones que no esperan a la cigüeña, sino a su propio deseo y un empujoncito de la ciencia para ser madres y padres.
La presidenta del bloque de diputadas/os del Partido Socialista, Silvia Augsburger, presentó un proyecto de ley que permite el acceso en hospitales públicos a métodos de fertilización asistida y obliga a la medicina privada y obras sociales a brindar estos costosos tratamientos. Un punto distintivo del proyecto es que no especifica, regula o limita las técnicas ni los requisitos para acceder a este derecho, por lo que garantiza el menor costo de la fertilización sin poner vallas en su acceso. También los legisladores/as Delia Bisutti, Mónica Fein, Fabián Peralta, Laura Sesma y Silvia Storni acompañan la iniciativa.
La semana pasada, Augsburger organizó una jornada sobre “regulación y acceso a la Procreación Humana Asistida” en donde se escucharon puntos de vista de distintos sectores. En el debate participaron Sergio Provenzano, jefe de la División Ginecología del Hospital de Clínicas; la abogada Nelly Minyersky; Marcos Horton, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva; Susana Sommer, bióloga e integrante de la Unesco y el médico Pablo Bonazzola. “La complejidad de este tema y su solución no se encuentra en una doble moral o en el doble discurso. Las modificaciones de base no dependen únicamente de implementar sofisticadas técnicas, sino de prevenir, respetar, educar y cuidar la salud reproductiva de nuestra población”, opinó Augsburger, que se mostró a favor de que las técnicas no sean accesibles sólo para quienes tienen dinero para pagarlas de su bolsillo.
La diputada socialista aclaró que “legislar sobre estas técnicas incorporándolas a los servicios públicos y a la cobertura de la seguridad social no obliga a quien esté en desacuerdo a someterse a ellas”, en alusión a los sectores conservadores y eclesiásticos que se oponen, por ejemplo, al congelamiento de embriones. En contra de la intromisión de valores que sólo son ejercidos por una parte minoritaria de la sociedad, Augsburger remarcó: “Ya avizoramos los debates al respecto. Cada vez que se discute el tema de salud sexual y reproductiva pareciera que se quiere introducir todo tipo de debates, que tienen que ver más con las creencias de cada uno y donde muchos de ellos ni siquiera están saldados en el mundo científico o académico. Nos parece trascendente y adecuado que el debate de este tema se centre en la mirada integral de los derechos sexuales y reproductivos y en uno de los ejes esenciales de estos derechos, que es el derecho a procrear”.
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