Viernes, 19 de junio de 2009 | Hoy
MONDO FISHION
La diseñadora japonesa Rei Kawakubo lleva cuarenta años con la moda y este año presenta la puesta “Black” en donde con frazadas y velos viste las llegadas y partidas de los encuentros amorosos.
Por Victoria Lescano
La diseñadora japonesa Rei Kawakubo celebra los cuarenta años de sus comienzos en la moda con la puesta de “Black”, un homenaje a su veneración por el color negro en la indumentaria femenina y masculina. El título es coherente con su estética: luego de estudiar Letras y de trabajar en una firma de desarrollos textiles desde que empezó a mostrar moda como si fuera un monje benedictino que renueva una y otra vez sus votos, Rei recurre una y otra vez a la ropa oscura.
Luego de dar el puntapié inicial en Tokio, “Black” —que fue concebida junto a la edición japonesa de Vogue— se trasladará a la tienda Colette de París y tendrá su correlato en el monumental espacio “Como los chicos” con base en Londres, área Dover Street Market, que además de cobijar las diversas líneas de Kawakubo y de sus discípulos Watanabe, Tao Kurihara y Ganryu, contiene ediciones limitadas firmadas por Alber Elbaz para Lanvin o por el genial Azzedine Alaia, quienes ofician de diseñadores invitados. También hace lugar a líneas de merchandising humanista: carteras muy coloridas, tejidas por artesanos de Ghana, Marruecos, Sicilia y de Tailandia, cuyos rostros fueron documentados en el interior de cada pieza. La retrospectiva admite rescates de sus perfumes, esos que se inspiran en acetona o goma quemada y que fueron lanzados en una piscina del Ritz simulando packagings de orina, muestrarios de sus recientes alianzas de moda con la firmas Lacoste o la cadena de básicos, H&M —cuyos vestidos y suéters lanzados en ‘08 se agotaron en cuestión de horas—. Hace lugar para sus presentaciones denominadas “guerrilla style” (una modalidad de tiendas efímeras en espacios devastados y sin gastos de interiorismo que ella implementó y puso de moda tanto en Berlín como en Helsinki, Singapur, Atenas y Glasgow) y no omite referencias a sus primeras toiles compuestas de camisas y de vestidos hechos con telas desteñidas, ni a los trajes de papel calado, ni a los atuendos con almohadillas simulando malformaciones de la colección 1997, denominada “Lumps and Bumps”, que luego devinieron uniformes de ballet para la compañía Merce Cunningham. Contiene rescates de tocados rotos hechos por Stephen Jones para la colección “Broken Bride”, de 2005. Allí, Kawakubo resumió su mirada cínica sobre la idealización del estilo para novias e ironizó con la idea de que no todos los matrimonios son necesariamente felices —vale aclarar que ella sí está felizmente casada con Adrian Joffe, el director de su compañía— . Y en tonos de negro siguen más experimentos en exhibición en sus diversas tiendas hasta arribar a la colección ‘09 basada en el amor y las pérdidas afectivas representadas en pasarelas con frazadas y con velos. Consultada sobre su método para el diseño de ropas y de estrategias suele esgrimir que cada colección comienza con una palabra y que prefiere ese modo a las citas históricas, sociales y culturales que adoptan como disparadores sus colegas de la moda.
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