DIA DE LOS ENAMORADOS
Esplendor en la pantalla
Buenos actores, grandes actrices, una heroína de ojos cándidos y boca generosa y un galán que cuando mira de costado corta la respiración. Esa es una descripción superficial de “Resistiré”, el novelón capaz de conjurar el calor de estas noches de verano y generar dependencia. Y hasta taquicardia.
Por Moira Soto
Para felicidad de las (y los) amantes del romance con obstáculos, amenazado por equívocos casi fatales y por villanos de maldad inagotable, tenemos en la actual cartelera televisiva una novela capaz de crear dependencia –esa gustosa ansiedad que se realimenta capítulo a capítulo– con renovados contenidos y sorprendente calidad estética. Desde luego, ahí está la gracia, se trata de una tira fiel a las reglas básicas de este popular género, reglas que, según Román Gubern (Fabulación audiovisual y mitogenia) fueron inventadas por la mismísima Scherezade para salvar su cabeza de la espada del rey Shahiar, obviamente en Las mil y una noches. En otras palabras, esa “continuidad discontinua”, luego redescubierta con gran repercusión entre el gran público en el siglo XIX, a través del folletín, que empleó al final de cada entrega periódica ciertos golpes de efecto (semejantes a los que ya se usaban en el teatro) con el fin de enganchar a los lectores para el próximo episodio. Mecanismo que también aplicó exitosamente el cine de los ‘20 y los ‘30 en numerosos seriales y al que recurrieron los radioteatros antes de la llegada de la TV, que adoptó y adaptó rápidamente esta forma de relato para ficciones de diversos géneros.
La presente telenovela de marras –también podría decirse de Marra: tal es el apellido de uno de sus principales artífices–, que nos devuelve envuelto para regalo ese espacio de ensoñación, ese show de pasiones e intrigas intrincadas, en fin, que nos procura un aliciente para encender el televisor diariamente a las 22 y sintonizar Telefé, se llama “Resistiré”. Sí, como aquella confortadora canción de Carlos Toro y Manuel de la Calva Diego que se escuchaba al final del film ¡Atame! de Almodóvar, creador que se puede citar como una de las mejores influencias que reconoce esta nueva tira. En un principio se iba a llamar Pura Sangre, pero ese título estaba registrado y entonces se pensó que “Resistiré” estaba todavía mejor para representar a varios de sus personajes, incluso para provocar la identificación del público a partir de la letra del tema que acompaña los títulos (“Cuando sienta miedo del silencio, / cuando cueste mantenerse en pie, / cuando se rebelen los recuerdos / y me pongan contra la pared, / resistiré (...) Para seguir viviendo/ soportaré los golpes / y jamás me rendiré, / y aunque los sueños se me rompan en pedazos, / resistiré...).
Escrita por Gustavo Bellatti y Mario Segade (“Verdad/Consecuencia”, “Vulnerables”), con la colaboración de Horacio Marshall y Marisa Quiroga, “Resistiré” está dirigida por Carlos Luna (interiores), Miguel Colom y Daniel Aguirre (exteriores). La escenografía es de Martín Seijas y la ambientación, de Ana Valeria Fernández, mientras que el vestuario corre por cuenta de Anabella Mosca y Gabriela Ledesma. El elenco está integrado por Pablo Echarri, Celeste Cid, Carolina Fal, Fabián Vena, Hugo Arana, Claudia Lapacó, Daniel Fanego, Tina Serrano, Leonor Manso, Romina Richi, Andrea Politti, Mariana Briski, Alejandra Flechner, Enrique Liporace, Claudio Quinteros, y siguen las firmas...
De sorpresa en sorpresa
Una telenovela en la que el galán lleva a la casa de su familia a una chica algo extraviada por la muerte de su hijo con el único afán de darle una mano (porque ya está enamorado de otra), el villano yuppie newager es capaz de plantar a su preciosa novia simplemente porque no quiere desairar a un salmón con hierbas que lo espera en la mesa, y un joven de ojos entornados (lugarteniente del yuppie) le pinta las uñas a su malévola y posesiva tía no es una telenovela cualquiera. Mucho menos si se considera que cada una de esas situaciones transcurre en ambientes cuidadosamente decorados; los personajes están bordados con fruición por intérpretes vestidos de acuerdo con sus diversos perfiles, iluminados y filmados con una calidad que hasta ahora sólo era posible encontrar en algunos unitarios. En suma, que el clásico y básico tema de la chica y el chico que se enamoran, pero les va a costar muchos capítulos superar las pruebas del destino y realizar ese amor, ha sido reinventado y aggiornado en todos los rubros en “Resistiré”.
“Lo que nos gusta de Bellatti y Segade es que trabajan desde un lugar muy libre”, dice el productor ejecutivo Gustavo Marra, mente rectora del diseño general y responsable de muchos de los aciertos de esta tira. “En la primera reunión, ellos dijeron: él es un vendedor en una tienda de ropa masculina; ella, una chica bien venida a menos a punto de recibirse de psicóloga. Por supuesto, sólo se trataba del punto de partida: lo importante era el cómo de la historia central y de las historias paralelas. Afortunadamente, los autores nos sorprenden casi permanentemente, lo mismo que los actores, la realización. Esto es raro que te suceda en el vértigo de una tira diaria. Pero ése era el desafío, sabíamos que no queríamos el culebrón fácil. Y el rating nos demuestra que se puede salir de los estereotipos previsibles, de los ganchos trillados. Queríamos conmover, divertir, entretener pero afinando la puntería en todos los niveles. Por ejemplo, nos jugamos con la música, no vamos a lo que se oye en la radio, sino a lo que piden las imágenes. Hay músicas maravillosas, sólo hay que encontrarlas. Desde luego, poner “Piensa en mí” para el encuentro de Carolina Fal y Leonor Manso, madre e hija distanciadas, fue un homenaje a Tacones lejanos...”
“Con la ropa pasa algo parecido”, prosigue Marra. “Tenés el caso de Celeste, un bombón que todas las marcas quieren vestir y no transamos con ninguna. Lo que nos importaba era que ella, como los demás intérpretes en sus personajes, respondiera a un look que la representara. En el caso de Caro Fal, de negro en la primera etapa, aunque después habrá un vuelco, su personaje es como atemporal, no podés vestirla de canje. Y así en todos los casos: Hugo Arana, siempre con su corbatita... Detalles que definen: Lapacó hace a una mina que fue militante, labura en un comedor, así que dejó de lado su glamour para encarnar a esta mujer tan real, cotidiana, con esa ropa un poco pasada de moda. Mientras que Leonor Manso, diva en retirada a su pesar, debía tener un toque kitsch, un exceso de maquillaje...”
La ambientadora Ana Valeria Fernández también se refiere, entre otros, al personaje de Manso, Gloria Provenzano, actriz que vive de un pasado de esplendor: “Los afiches del interior del carromato los trabajamos con fotos viejas que trajo Leonor. Ella opinó, me tiró ideas, y a la vez yo investigué sobre el teatro callejero. Claro, cada ambientación es diferente, como diferentes son los personajes. Para el cuarto de Julia y Vanina (Celeste Cid y Bárbara Lombardo) puse obras de Lichtenstein y Warhol. Por supuesto, tenemos charlas con la vestuarista para prever que los colores que van a usar no se empasten con el fondo”.
Según Gustavo Marra, “lo más divertido es que la historia todavía no explotó: tenemos actores que aún esperan el desarrollo de sus roles, como Alejandra Flechner, que va a comenzar una especie de triángulo con Polittiy Fanego; lo de Tina Serrano y Quinteros da muchas vueltas; Walter Santa Ana va a ser el abuelo que está extrañando Echarri. Ahora van a comenzar los racontos de las mujeres que tuvo en su vida Pablo, que lo marcaron de modo diferente. No, si esto no empezó todavía. Eso es lo genial...”
Mario Segade, uno de los escritores, habla asimismo del estallido del relato: “Esta semana se produjo el encuentro Echarri-Vena: Pablo, empujado por la situación que crea Carolina, le salvó la vida. Y Fabián cae muerto de amor por él. Prepárense porque se acelera todo, habrá algo macabro detrás del mundo de las aves, lo orgánico, tanto lino en la ropa... La idea es no instalarnos en la seguridad, despistar todo el tiempo. Por suerte, nos han dado toda la libertad para hacer lo que se nos cante”.
La búsqueda incesante
“Sebastián y Barbie, escuchen la música... Bueno, ya tienen el ritmo. Barbie, ubicate en la cocina con la bandeja, agarrá cuatro o cinco casetes de ahí, tenelos en la mano... Voy a ensayo. Atentos.” Carlos (el Negro) Luna está organizando una escena entre Vanina (Bárbara Lombardo) y Lupe (Sebastián Pajoni), amiga y hermano, respectivamente de Julia (Celeste Cid). Los actores siguen las indicaciones y, antes de grabar, Luna advierte: “Ojo, cámara 3, que me tiene que dar un corto de él ahí. Listo, bailen”.
En un clima distendido, de buen talante generalizado, se está grabando una situación del capítulo veintipico en los estudios Teleinde, de Martínez. El director Luna (“un tipo que ama a los actores”, según Gustavo Marra) se aviene cordialmente a platicar entre toma y toma: “Más allá de que se trate de una tira, le quisimos dar una terminación más pulida, un toquecito fuera de lo común en un producto diario. Tratamos de que la cámara narre, cruzamos los géneros, apelamos a todos los recursos del cine que nos parecen aptos. A esto se suma un trabajo de edición muy riguroso, que mantiene la tensión, el dinamismo. Creemos que es bueno romper un poco el formato de lo que el espectador está acostumbrado a ver. Ir probando, jugar un poco con la imagen, el color, el espacio... Nos preguntamos qué pasa si, en vez de hacer el encuadre normal de frente, ponemos la cámara un poco más arriba y al costado, y ofrecemos así otro punto de vista que refresca la mirada del espectador. Estamos en esa búsqueda constante”.
Apacible y modesto, Luna no quiere hablar de storyboard, le parece excesivo: “Apenas me hago unos dibujitos en casa a medida que voy leyendo el libro, para hacer la puesta. A esta altura, ya tengo claras las posibilidades, los espacios en los decorados, el manejo de la luz”. Respecto de este tema, precisamente, dice Francisco “Pingüino” Grieco, iluminador: “Sin una escenografía apropiada, no podés crear la luz, que debe acompañar los climas del libro, las actuaciones. Siempre es más difícil en estudios la iluminación diurna de la nocturna. Y no es lo mismo, en el mismo dormitorio, una escena romántica que una de comedia... La luz tiene que ser expresiva, y estar complementada por la cámara, el sonido, la compaginación. Y hay que estar atento a superar ciertas contingencias de continuidad, cuando hago, por ejemplo, una escena del capítulo 25, luego una del 20... O cuando, en la continuación de una secuencia que empezó por la mañana, a la tarde me encuentro con que aparecen unas ojeras en la actriz que no deben notarse. Y no se notarán”.
El Negro Luna, con muchos años de vuelo cumpliendo el escalafón (camarógrafo de Alejandro Doria, dirección de exteriores de “Verano del ‘98”, todo el piso de “Enamorarte”), tiene bien ganado este lugar, esta chance de “hacer mi trabajo más personal, en el que me siento más enchufado y rindiendo al mango. Es lo que realmente me gusta hacer, en las condiciones ideales dentro de lo que es un laburo tan intenso. Creo que estamos logrando un código entre todos los que participan, un feeling coneste elenco increíble que nos ayuda a hacer las cosas con mucha fluidez aunque haya actores muy distintos”.
El realizador vuelve a lo suyo: ahora, en el living de la casa Julia, con su sofá rojo y su alfombra en blanco y negro. Se juega una escena entre la protagonista, su amiga y su hermano. Algo no funciona, hay que repetir más de una vez, pero Luna no se altera ni un poquito: “Vamos de nuevo, voy, atentos. Fuera pizarra, silencio. Cele, estás preocupada porque no te responde el teléfono. Ustedes dos levantan la mesa. Acción”.
Un equipo muy especial
Conversar con algunos de los actores y las actrices del elenco implica el riesgo de la reiteración: ninguno/a deja de expresar su complacencia por estar en “Resistiré”. Hay elogios a manos llenas para los colegas, el director, el productor ejecutivo... Evidentemente, se ha producido una suerte de encantamiento; esta tira está generando una rara mística de equipo. Fabián Vena, por caso, dice que “salté por los aires cuando me contaron el perfil de mi personaje, me gustó mucho que fuese un malo ambiguo, con contradicciones, siempre me pregunté por qué en las novelas no se contaban las razones de los villanos... Mauricio tiene cosas siniestras, desde luego, pero es capaz de ser sinceramente dulce con su hijita, seducir con gentileza a su novia. Además, está en el tema de lo orgánico, la vida natural, que personalmente me interesa mucho. Aparte de sus intenciones non sanctas, Mauricio permite tirar data sobre una movida muy importante de nuestro país, muy bien colocado a nivel mundial en este momento en aceites, verduras y frutas orgánicas. Así que para mí, todo cierra con moño dorado”.
El yuppie cínico de Vena (entrenado en este rasgo en “Verdad/Consecuencia”), personaje dual de una violencia muy controlada, ha sido el causante indirecto de la muerte del hijo de Carolina Fal (Martina) en una accidente en que también perdió la vida la mujer del villano, y se salvó su hijita. Desde el arranque, Fal atraviesa la novela pálida, el pelo negro muy largo, siempre de luto, la mirada enajenada por un desconsuelo atroz que no ha aliviado un año de internación. Ella lleva un revólver en su cartera, se quiere vengar. Por esos azares de la tira, Pablo Echarri se convierte en su acompañante terapéutico, pero Martina todavía está como desollada y Fal lo trasmite en forma muy convincente, aunque, dice, “en principio sentí que me enfrentaba a algo desconocido, pero me imaginé que era el dolor más grande. Empecé con este trazo grueso, de una manera inconsciente, a golpes de intuición que es como me gusta trabajar: sé que ese dolor es inabarcable y allá voy... La relación amistosa que mantengo con el personaje de Pablo es una de las originalidades del libro. Y qué te puedo decir de la madre que me ha tocado: hay momentos en que miro profundamente a los ojos de Leonor Manso y, a nivel personal, me emociona el lugar que me ha tocado en ‘Resistiré’. Sólo deseo que en algún momento se alivie mi Martina, que vea por fin un rayo de luz entre tanta oscuridad”.
Claudia Lapacó es Eladia, madre de Pablo Echarri y de Romina Richi (notable como trepadora voraz, sin escrúpulos), esposa de Hugo Arana. Personaje entrañable, compasivo, menos simple de lo que parece. “Creo que representa a muchas mujeres de hoy, medio hipposa con sus bambulas que contrastan con la ropa de su hija totalmente fashion. Me conmueve Eladia, su integridad.”
Celeste Cid en el rol de Julia Malaguer tiene un papá de “buena familia” pero mala situación económica, científico él, que porta los rasgos de Daniel Fanego, quien se hace un picnic con su personaje, un viudo que mantiene relaciones clandestinas con la hermana de su finada esposa. El hombre ha descubierto un conservador no tóxico para la sangre y acaba de dejar la universidad, tentado por el demonio de Fabián Vena, que le ofreceel oro y un laboratorio reluciente. “Mi personaje está en la lona más absoluta después de trabajar 25 años para el Estado y poner de su dinero para las investigaciones. Es un ser incapaz de expresar afecto, de organizarse en la vida. Tiene algo de mentalidad oligarca, pero también la formación humanística de un científico, ciertos códigos de ética. Ahora tiene que trabajar en el campo, cosa que odia... Yo me integro al fervor del equipo: aquí hay espacio para armar un personaje, sostenido por un interesante enclave familiar, que resiste bien la entrega diaria. De verdad, las condiciones de laburo se acercan al ideal: lo aprecio mucho después de mi anterior experiencia televisiva, tan deprimente”.
El color del cielo
Desde su camarín al que se llega por un pasillo en el que se podría encontrar a Barton Fink, Celeste Cid asegura que siempre creyó en este proyecto porque detrás estaba Gustavo Marra, con quien trabajó en “Verano del ‘98”, en “Enamorarte”, “tres años en los que comprobé que es un productor con una dedicación admirable, no se le escapa nada. Por otra parte, aparecieron estos autores, que son gloriosos. Cuando tuve los primeros libros en la mano, comprobé que tenían una profundidad nada común, y el texto es la base de todo. De ahí surgen todos los disparadores, y sólo falta que cada cual ponga lo suyo. El director de piso está haciendo un trabajo impresionante: el Negro Luna es una de las personas que más quiero y respeto, junto con Gustavo, en este trabajo. Ellos me dejan una enseñanza humana, aparte de lo profesional.”
Celeste habla con entusiasmo de su encuentro con Julia, una heroína bastante inusual, que no es la buena ciento por ciento, tampoco la virgencita frágil e inmaculada: “Es un personaje muy actual, rico, que está en un camino de aprendizaje, tiene sus problemas pero no se dedica a llorar. Aunque en el fondo es muy sensible, vende una apariencia de fuerte y determinada, usa toda esa coraza. Creo que todos tenemos esa división en la vida: la persona que somos realmente y el personaje que nos inventamos según las circunstancias. Me parece que el de Julia es un rol que todavía tiene facetas para revelar. Es que acá, como se habló desde el principio con los actores, no hay estereotipos. Ni siquiera el malo es un malo tiempo completo. Y en cuanto a la amistad que me une con Vanina, la chica con la que vivo, no es la relación habitual de rivalidad. El vínculo es de mucho afecto, de igualdad. Por ahí discutimos, chocamos, pero el cariño mutuo no se altera. Agradecí mucho esta situación porque en otras novelas, al hacer yo de amiga, la mía siempre era como la voz de la conciencia de la protagonista. Es decir, tenía que ser apenas el soporte del personaje principal. Acá hay un real intercambio, nos amamos, nos puteamos, nos seguimos queriendo. Es la vida ¿no?”.
¿Cómo se sostiene la línea interior del personaje cuando no sabés qué va a pasar dentro de treinta capítulos, a qué eventualidades debe estar abierto? “Creo que Julia ya tiene una base suficientemente sólida, y desde luego sé que no va a haber incoherencias tratándose de estos autores, que saben lo que los personajes piden. A mí me encanta leer los libros de ‘Resistiré’. No se trata de una rutina, como puede pasar en otros casos. No, me gustan como lectora, siempre quiero más”.
SOY UN GALAN BLANDO
“Sé que el rating no siempre es índice seguro de calidad, pero creo que esto está lindo, realmente lindo”, dice esa perfecta mezcla de buen actor y atractivo galán que es Pablo Echarri, con voz afable y sus famosos mechones canos a lo Susan Sontag de antaño. “Y aunque el canal esté invirtiendo con generosidad, no se trata exclusivamente de costos sino dequerer hacer las cosas bien. Desde el productor ejecutivo a los editores, el musicalizador, la dirección, por no hablarte del elenco absolutamente de lujo... Todos, todos poniéndole un plus, sintiéndose parte del proyecto, cuidándolo.”
–¿Esa dedicación casi obsesiva llevó a que se suspendieran las emisiones del viernes pasado y de hoy?
–Sí, estamos muy al filo, también hubo varios problemas que atrasaron las grabaciones, pero desde la semana que viene, estaremos todos los viernes. Casi no empezamos en enero, nos íbamos a marzo. Ha sido un gran esfuerzo conjunto. Con la idea de que la calidad se mantenga arriba, una calidad que parte del libro. Aprecio mucho la diferencia de esta novela con respecto a otras que hice. La jugada más interesante era que Segade y Bellatti contaran esta historia. Sabíamos que ellos, trabajando sobre la estructura de la tira diaria, iban a darles otro tratamiento, otro color a personajes y conflictos. Esto lo confirmamos cuando empezamos a leer los libros... Y no te cuento la alegría cuando empezaron a entrar grandes actores y actrices.
–Y al lado de estos intérpretes experimentados, consagrados, hay una camada muy joven que se acopla bien, que no desentona para nada.
–Seguro. Es que cada actor, cada actriz tienen posibilidades de desarrollar un personaje: no están para escuchar lo que les pasa al galán o a la heroína, como es usual. Acá se trata de personajes que tienen vida propia, un interés por sí mismos, lo que da mucho sustento a la telenovela. No reniego de otros trabajos que hice en TV, pero para mí “Resistiré” es otra cosa, me hace sentir tan bien, desde un lugar muy especial: el de estar plenamente convencido de hacer algo realmente digno. Para mí es un divertimento ir a encontrarme con toda esta gente con la que actúo. Por Dios, creeme que nunca disfruté tanto con mi trabajo.
–Tu personaje, Diego, subvierte un poquito los cánones del género: no es nada machista, nada ganador. Es buena gente, pero parece un poco confundido, en busca de su identidad, de un proyecto de vida.
–Desde el vamos, pude charlar con la gente del canal, con los autores, y comentarles qué tipo de rol me gustaría relatar. Estuvimos de acuerdo en que la vulnerabilidad del personaje lo iba a acercar a la gente. Porque creo que también en la telenovela entramos en una era de galanes o protagónicos masculinos a los que les pasan otras cosas, tienen dificultades, la posibilidad de perder. Más allá, digamos, de mi imagen física que es lo que me hace un poco galán, yo quería contar que a este personaje le dolían las balas, ¿entendés? Me parece más rico, más interesante para el público también, más fácil de llegarle al corazón. De todos modos, aunque algunas veces me escribieron galanes infalibles, ganadores, siempre traté de ablandarlos un poquito. Y me parece que éste es el más blando de todos. Tampoco yo quería hacer un bueno porque sí, porque se supone que es el gusto de las abuelas y de las madres... Próximamente se van a poner en evidencia las motivaciones de su conducta: Diego tiene también un pasado atípico para un galán. Creo que esa relación afectuosa, protectora con esa mujer de duelo, se capitaliza muy bien en la pantalla. Y yo me la paso bárbaro con Carolina trabajando, es una mujer de unos registros impresionantes.
–¿Esta oportunidad tan redonda de lucimiento compensa en cierta forma que no hayas sido suficientemente reconocido en el cine, a pesar de tu buen rendimiento, sobre todo en Plata quemada?
–Quizás hay algo de eso, creo que todavía no tuve en cine el equivalente del Diego de “Resistiré”. Mirá, el tiempo pasa y me ocurren cosas a nivel personal que contribuyen a pulirme como actor. Más allá de no creer haber llegado a ningún lado, me siento mejor, como encaminado. Creo que mis elecciones recientes –y seguramente las próximas– son más acertadas, o más próximas a lo que yo aspiro, necesito.
–En “Resistiré” parecería que está todo a punto –más allá de que vos estés a punto de caramelo como galán– para desplegarte como actor.
–Es verdad que se conjugan un montón de cosas. Me siento muy agradecido a la gente del canal por apostar a un producto de calidad, hasta cierto punto innovador. Avalaron todo lo que pedimos para levantar el nivel. Te digo que a mí, como espectador, me dan ganas de seguir viéndola, la estoy disfrutando mucho. No te la vendo...
–No hace falta, ya compré.
–Enhorabuena. Porque creo que cualquier actor siempre puede tratar de actuar con seriedad, con esmero. Pero cuando uno se implica un poco más, como sucede en este caso, hay una mística que creo que se trasmite, que traspasa la pantalla.
–De lo que dijiste antes se deduce claramente que no te preocupa cuidar tu imagen de sex symbol, tu glamour como galán...
–Bueno, es que yo no soy glamoroso tampoco. Me gusta representar a gente más normal, este Diego seguramente tiene algo que ver conmigo, aunque no es mi retrato por supuesto. No querría contar un personaje, digamos, nacido en cuna de oro. En el cine quizás podría ser, si se trata de un personaje bien diseñado, pero en la tele no tengo deseos de hacer un tipo glamoroso.