Viernes, 20 de noviembre de 2009 | Hoy
PANTALLA PLANA
El ideólogo de la mítica serie Seinfeld tiene su propio ciclo y destila tanta amargura como saludable ironía: cóctel para iniciados en la incorrección política.
Por Moira Soto
Ahora resulta que Larry David, el maldito inadaptado que se interpreta a sí mismo en la serie Curb Your Enthusiam, tiene el berretín de reconquistar a su encantadora y sensata ex mujer en la nueva temporada que empezó el lunes pasado por HBO. Según recordarán los/as fans de LD, este exitoso stand-up neoyorquino de origen judío fue el ideólogo, coautor y productor de Seinfeld, esa famosa serie sobre nada en especial y todo en general que empezó hace 20 años y duró una década. David, que había diseñado una especie de alter ego en el personaje de George (encarnado por Jason Alexander), creó posteriormente su propia sitcom, anotándose como protagonista para develar y expandir sus zonas erróneas, oscuras, aviesas.
En Curb... (título que invita a desanimarse, como no podía ser menos), Larry es el eje absoluto del relato de los desastres encadenados que en efecto dominó conducen siempre a un final infeliz. Es cierto que muchos/as comediantes han funcionado en el cine y en el teatro cultivando la malevolencia e incluso la ferocidad en su enfoque irónico o cáustico de las cosas de la vida. Pero para encontrar a alguien tan mal dispuesto hacia sus semejantes, acaso haya que remontarse hasta WC Fields, aquel humorista de vodevil, guionista, actor que detestaba las religiones y los niños (“los prefiero hervidos o fritos”, proclamaba), no ocultaba ni su alcoholismo (“fue una mujer quien me empujó a la bebida, y aún no tuve la delicadeza de agradecérselo”) ni su misantropía (“no tengo prejuicios, detesto por igual a todo el mundo”). Este antepasado de Larry David que explotó el filón de la mala leche en una serie de comedias en los ’30 y comienzos de los ’40, se murió en 1947, justo un año antes de que naciera el inventor de Seinfeld y Curb...
La gran novedad de esta temporada es que Larry D, el tipo que no tiene remilgos en poner su inconsciente en la pantalla del televisor, decide convocar a los integrantes de Seinfeld –Jerry Seinfeld, Julia Louis–Dreyfus, Michael Richards, Jason Alexander– para hacer un capítulo de autocelebración, once años después del final de aquella serie. Supuestamente, la NBC andaba detrás de esa reunión cumbre (de creerle al guión de David), el agente Jeff había intercedido pero Larry, para no variar, se negaba a darles el gusto. Hasta que se reencuentra con su ex, la dulce Cheryl, en el restaurante que solían visitar cuando estaban casados. Actualmente, Larry –por complicaciones que él mismo provocó– está de novio, a su pesar, con Loretta, una chica negra cuya familia se instaló en la casa del atrabiliario. Para más inri, Loretta tiene cáncer de mama, se ha vuelto muy mandona explotando su enfermedad y Larry está desarrollando artimañas para quitarse de encima a la chica y su entorno. Obviamente, ambos objetivos se retroalimentan: Cheryl no puede volver mientras Loretta permanezca en la casa. Como de costumbre, los caminos de Larry se bifurcan y enroscan. Si algo le sale bien será para que en el paso siguiente reciba una zancadilla del destino. El no se arredra en su mala uva, naturalmente: en el capítulo del lunes pasado, le pregunta a Loretta si quiere ir a comer a lo de Jeff, “¿Va a haber alguien negro?”, pregunta desafiante ella. “No”, responde él. “¿Y por qué querría ir, entonces?”, retruca Loretta, y liga esta réplica: “Quizá vaya alguien con cáncer”.
Woody Allen, pariente unos grados menos amargo y pesimista, también de NY, hipocondríaco y judío, llamó a Larry David para que encabezara el film Whatever Works, próximo a estrenarse localmente. Y le diseñó un personaje a mitad de camino entre el descontento resentido de Curb... y el propio rol que Allen viene haciendo con variaciones desde hace rato largo. Lamentablemente, este tal Boris Yellnikoff resulta demasiado tosco y redundante en su malditez. Sin embargo, hay algún que otro chiste bueno en la película: por ejemplo, cuando el homosexual que gimotea en el bar por haber sido abandonado, dictamina: “Dios es gay”. Un puritano sureño con el que departe, le sermonea: “Pero cómo, El hizo el universo, los árboles, las flores tan bonitas...”. A lo que puntualiza el lloroso: “Claro, es decorador”.¤
Curb Your Enthusiam, los lunes a las 21,15 por HBO.
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