Viernes, 20 de noviembre de 2009 | Hoy
DIEZ PREGUNTAS > ALEANDRO ALLOCHIS*
Por Clarisa Ercolano
–Mi obra pone el ojo y el debate en las construcciones de las identidades de género, en esta obra tomé al fútbol, porque es un ritual de iniciación de la masculinidad tradicional, de grupos de pertenencia, sin embargo no todos juegan al fútbol, que aparece también como dispositivo de control de la vida colectiva y un ambiguo escenario de relaciones entre género, poder y subordinación. Busco cruzarlo además con otros personajes de poder del imaginario de lo masculino, como el hombre de campo, el sacerdote, el militar...
–¡Sí que le pesa! Tiene que tener el auto, las minitas, el cuerpo musculoso. Y la indumentaria, que tiene una carga enorme porque cada cosa identifica, desde un hábito a una remera de fútbol, ahí se me viene la teoría de Judith Butler, de que el género es algo construido, no nacemos femeninos o masculinos, uno nace y punto. Pero necesariamente hay que pasar por estos casilleros sociales de este hombre que se espera que sea o no sea. En los varones está naturalizado, la sociedad machista tiene como un tema tabú a los hombres débiles, a los que no llenan ciertos casilleros sociales.
–No lo pensé desde ahí, pero si vemos un poco, Maradona es como el visor más claro de todo esto. Se lo vive pasando de ídolo a ser despreciable y viceversa todo el tiempo. En esta toma en particular, muestro la desvirgación del hombre, la sierra como pene o cosa fálica, la tortura y la anuencia de la Iglesia, porque hay un cura y un militar en la imagen.
–Son los paisajes del lugar donde nací, tiene que ver con los rituales que no pasé o pasé de modo distinto. Ellos son chicos que juegan de verdad, que se sintieron identificados en esto... colocar vehículos, antenas, un taller con presencia en cada cuadro, son pasajes de lo que el hombre en teoría debe tener, celulares, motos, tecnología. A la vez busqué zonas despobladas, casi de duelo, para mostrar lo efímero de este imaginario del gran hombre, del “hombre del año”.
–Son textos de antropólogos pero no fueron elegidos al azar, Bordieu, por ejemplo, está presente en la toma donde se ven las antenas de TV, eso lo veo ahora, pero las lecturas del público son distintas por eso esto es un cóctel de significados. Los textos no explican lo que hay que ver, más allá de que estén en francés, resuenan, juegan, van y vienen con la imagen. También le doy importancia al agua, a los líquidos y las dimensiones místicas. Hay ritos increíbles que son inimaginables...
–Por ejemplo, para los maoríes, cuando un niño empieza a ser varón, debe hacerle sexo oral a un miembro de su familia. Allá lo ven como una traducción de la masculinidad desde un fluido, aunque desde Occidente no lo podamos entender. Saber esos datos me sirve para las fotos y para la obra. Sin ir más lejos, busqué también plasmar una analogía con la Difunta Correa, una mujer muerta que, pese a todo, sigue dando alimento. Las medallas también son acá parte de un rito, lo que te ganaste por ser buen chico, el premio social.
–Sí, porque deja algo abierto, al no ver una cara, no sabés si ríen, lloran o tienen miedo. Pasa por tomar medios cotidianos y forzarlos a esquemas visuales ya incorporados como las páginas web y las revistas, porque leemos visualmente. Si ves al sacerdote y al jugador retorciéndose en el aire, ves un exorcismo, lo asociás con la imagen que tenés de eso y el poder casi sagrado de sacar lo que en teoría es malo, demoníaco.
–Mucho, es un universo donde se deposita todo, cuando se juega un Mundial lo patriótico se exacerba y somos más argentinos si ganamos, no servimos si perdimos, se toma como algo personal, los hinchas lloran, se descomponen, matan... Y esto está incorporado. Por eso laburo también con las camisetas solas, de modo minimalista...
–El cumpleaños de 15 de las chicas o el debut sexual de los chicos. Si no te casaste, tenés 35 y no tenés hijos, está todo mal. Hay estándares del género que nos controlan, es una lista a cumplir. Busco humanizar a los que están detrás de esos ritos, atrás de todo héroe hay un hombre asustado. Atrás de la novia recién casada hay una parte de foto que no se ve.
–Sí, la serie Esposas, que muestra lo que no ves de la foto, el lado b, cómo la foto cristaliza lo que supuestamente asegura el matrimonio: los regalos que recibiste, el vestido y el ¡qué bien que te casaste! Pero no ves la cadena atada al cuello, la boca amordazada... Qué pasa cuando el vestido ahoga y es claustrofóbico... La obra surge porque una amiga mía se divorcia y quiere quemar el vestido, prenderle fuego. Esa indumentaria que la había jerarquizado en su momento luego se transformó en su enemigo, en el símbolo de su fracaso.
* Artista plástico. Nació en Santa Cruz en 1974 y se formó como profesor de Arte. Desarrolló sus intereses por la fotografía, el diseño y la iconografía en España. Rituales, puede verse en la Alianza Francesa de Capital Federal.
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