Viernes, 7 de mayo de 2010 | Hoy
CINE
Agnès Varda y un documental autobiográfico donde el amor por el cine y por su compañero de vida tienen la misma dimensión infinita que el propio mar.
Por Irupe Tentorio
Cuando uno vuelve a ver una película de Agnès Varda se encuentra con innumerables imágenes afines dentro de su género. Esta dama de la Nouvelle Vague se propuso a sus 80 años de edad testimoniar su intensa vida en un documental al cual decidió llamar Les plages d’Agnes.
Sus memorias jalonan toda una historia dedicada a la fotografía, el cine, sus gustos y el mapa de su vida, bosquejo de una filosofía personal.
Su voz en off relata que “amar el cine es: amar a Jacques Demy, la pintura, la familia, las personas y volver amar a Jacques Demy hasta el final”, dice del cineasta que la acompañó a lo largo de su vida. Ese amor por el cine y por su compañero es lo que sabe plasmar en estos ciento diez minutos por medio de su imaginación y la realidad que la acompañó.
En medio de una inmensa playa –caminado de espaldas–, arrastrando sus pies por la arena, acude a su pasado; “estoy jugando el papel de una viejita”, anuncia Varda con picardía. Las fotografías de su infancia dan inicio a su documental acompañado por la felicidad de los rayos del sol reflejado en los espejos, que están igualmente dispuestos a encontrar apoyo en la brisa para así rebotar como una suerte de autorretrato. “Todos dicen que la infancia marca los próximos pasos, pero yo no lo sé”, relata cuando arma su árbol genealógico. Segundos más tarde da a conocer a su padre griego –aficionado al juego del casino– y a su madre francesa enfundada con un vestido rojo, atenta al juego de sus pequeños hijos y cuidando que ninguno se arroje del barco donde vivían. Su infancia transcurrió en un pequeño pueblo pesquero francés del Mediterráneo llamado Setè, en la Provenza, que años más tarde –exactamente en 1954– fue el escenario ideal para su primer largometraje, La Pointe courte –referente para muchos–, en el que también aparecen marcadas las huellas del maestro Rosellini.
Las playas acompañan las aventuras de Varda a lo largo de su film, no podría ser de otra manera, las mismas fueron protagonistas a lo largo de su vida. Se dice que a Varda le gustaba observar el infinito que deja el profundo mar. “Si abrieran, en mi interior seguramente encontrarían playas.”
Jacques Demy se hace presente en los momentos más emotivos de la película, Varda supo relatar con una poesía impecable la compañía que se brindaron mutuamente en diferentes momentos de la vida, que pasan desde sus nuevas aventuras hollywoodenses en California, hasta cuando cuidó de él en sus últimos días de vida.
Cuando en la pantalla inmensa del cine Varda plasma la revolución en Estados Unidos del feminismo y también el despertar de la liberación sexual, hace partícipe a su gato imaginario, el cual le pregunta “¿Qué hacía usted en mayo del ‘68? No, no estaba en Francia, estaba en California, mirando los nuevos movimientos y participando de la revolución feminista”. Agnès tuvo una mirada furtiva de las manifestaciones y combates de su época, lo que es prueba de su fascinación con las demás artes y el cine.
En Les Plages d’Agnès se repiten ciertos registros que fueron vistos en Les glaneurs et la glaneus: ambos mezclan la realidad y la ficción de la vida urbana. “También lo hice en Daguerrotipos y aquí me permití volver a tener la misma libertad”, sostiene Varda al dar explicaciones sobre algunos detalles llevados al extremo en su documental.
Varias de sus películas aparecen en este documental, pero no podemos dejar de nombrar dos: Sin techo ni ley, y el remate infaltable de Cléo de 5 à 7, una mezcla de espíritu vivo y melodrama, con el extra de dos joyitas: JeanLuc Godard y Anna Karina (a quien ahora en su autorretrato ella agradece).
Agnès Varda ha sido, a fin de cuentas, una ensayista de cine, una de las más determinantes y tenaces. “Creo que la comunicación es difícil, pero esencial y no sólo en el amor, también en el trabajo y en la relación con cada uno de nuestros hijos. Es lo que me deja esta vida recorrida, nutrida por mi propio deseo.”
Les Plages d’ Varda, en los cines Arteplex Caballito, Arteplex Villa del Parque, Arteplex Belgrano y Centro. También en el Show Case Norte (Vicente López).
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