Viernes, 27 de mayo de 2011 | Hoy
TEATRO
Luis Cano escribe y dirige El diario de Carmen, su última creación, con las espléndidas actuaciones de Gaby Ferrero y Mauricio Minetti.
Por Sonia Jaroslavsky
Carmen y Juan están, hablan, habitan un departamento bien iluminado en cuyas paredes resplandece un empapelado muy florido. Ellos juegan un juego de palabras con reglas bien claras y entretenidas. Una dice unas palabras y el otro las completa, y así podrían pasarse varias jornadas. Ella saca un pequeño diario que escribe todo el tiempo. Su tiempo, su vida, parece perderse en esa escritura que detalla todo lo sucedido, todo lo que por algún motivo la interpela.
Justamente ésta había sido la propuesta que Luis Cano conservó para desplegar en su nueva obra: “los dos están ‘adentro’ y los afecta lo que pasa ‘afuera’”. La nueva propuesta incitaba a “descubrir la escena que está implícita en la escritura de un diario íntimo”. ¿Qué sabemos de Carmen? Sabemos algo de ella por unos pocos elementos que emanan de su diario y algunos rasgos que no se ponen en primer plano en el espectáculo. Al respecto, cuenta el reconocido dramaturgo: “Vive en un barrio, trabaja hasta las cinco de la tarde en una empresa que ‘tiene muchos pisos’, sabemos que le gusta caminar y aprender el nombre de las calles, que toma subte, que se sienta en una plaza que queda atrás de un supermercado, que para en un bar en una esquina por donde pasa una línea de colectivos, que vive en una casa a la que se entra por un pasillo... Lo vital es que antes del inicio de la obra (uno o dos meses antes) vio un accidente en la calle”.
Es por este mundo a desarrollar que el diseño de espacio, creado por el mismo Cano, fue acotado a lo indispensable: “Sabíamos que debía representar el imaginario del personaje Carmen, con su estilización deliberada, sin realismo –alguna vez imaginamos que un escenario realista desnudaría la verdad atroz que Carmen niega y disimula con su diario–”. El vestuario va en el mismo sentido, a cargo de Lorena Ballestrero y Laura Rovito: “La idea de la remera de Carmen que se funde con las paredes de la casa –cuenta el director– fue prevista para impactar en el momento en que ella se aferra al lugar, diciendo ‘la gente que escribe un diario no puede salir’”.
¿Cuál es la verdad atroz? ¿Qué esconde o niega de su vida en la escritura de su diario? Carmen, tan dulce, rozagante, inteligente, de mejillas rosadas que desbordan calidez de sentimientos para con sus prójimos. La soledad fundada en la imposibilidad de salir al exterior sea tal vez una posible respuesta. “La costumbre de hacer anotaciones cotidianas tiene hoy también la forma pública del blog. En mi obra usamos el modelo previo, el cuaderno físico. Sospecho que esa forma de soledad es distinta, aunque siga encontrando espectadores que se vinculen ¿desde el propio retraimiento?”, cuenta el dramaturgo.
El proceso creativo comenzó con la búsqueda y encuentro con los dos actores. Cano: “El trabajo con Gaby Ferrero y con Mauricio Minetti fue plantearnos de qué están hechos Carmen y Juan. Cómo encararlos con los meros datos que nos aporta el diario íntimo. Qué los amenaza. Cuáles son los límites de sus juegos. En qué mundo viven. Qué hacen para avanzar ¿logran avanzar? En mi obra tomé un diario íntimo (El diario de Carmen) como si fuera una escena. De manera que Carmen tiene un dominio arbitrario del lugar y puede repetir a voluntad momentos del día, cambiar finales, hacer variantes sobre lo que padeció”.
Luis Cano es un dramaturgo por cierto sensible y es loable el planteo que se hace hoy del teatro: “Quiero ir hacia un teatro que sea cada vez más directo, cada vez más comunicativo. En El diario de Carmen pude congeniar mejor el contacto con el público, la legibilidad y, al mismo tiempo, proponer un lenguaje propio, un modo de hacer y de vincularse con el teatro como resultado de una búsqueda (que casi siempre es incierta). Deseo moverme hacia formas teatrales intensas, conmovedoras. (Dicen que una casa moldea a los que viven.) Bueno, en mi obra, la puerta no abre nunca. Prácticamente no hay objetos, apenas dos o tres, y demasiado estilizados. Luego falta el cable del teléfono... En realidad, todo lo que está en escena sirve antes que nada ¡al juego!”¤
El diario de Carmen. Jueves a las 21. El Kafka Espacio Teatral. Lambaré 866. Reservas: 48625439. $50 (descuentos est. y jub.)
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