Viernes, 2 de septiembre de 2011 | Hoy
SALUD
El DIU es un método anticonceptivo altamente eficaz para muchas mujeres que pueden solicitar gratuitamente su colocación en los servicios de salud pública y en las obras sociales y prepagas. Muchas veces las barreras a este derecho se producen porque los médicos/as no quieren colocarlos, guardan los insumos provistos por el Estado en el placard o dicen ser objetores de conciencia. En este momento se intenta garantizar la accesibilidad, entre otras cosas, con la ampliación a las obstétricas (parteras) para que ellas también puedan realizar esta intervención y evitar embarazos no buscados.
Por Luciana Peker
El DIU evita que los espermatozoides puedan llegar a encontrarse con el óvulo. ¿Y quién evita que los DIU lleguen a todas las mujeres que lo necesitan? En muchos casos, los propios médicos/as. Por eso, para saltear obstáculos, muchas parteras no sólo ayudan a parir, sino que también colocan este método anticonceptivo. El punto que todavía obstaculiza el acceso del dispositivo intrauterino no es que falten insumos, sino quien los coloque. Y ahí es donde las licenciadas en obstetricia dan un paso adelante y piden que se apruebe un proyecto de ley que contemple, entre sus actividades, esta práctica.
Durante el 2010 y hasta la mitad del 2011 se repartieron 83.654 DIU en todo el país por parte del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable del Ministerio de Salud de la Nación. Y el año pasado sólo para la compra de 56.454 de este tipo de anticonceptivos se invirtieron 499.988 pesos para posibilitar su distribución gratuita. “El DIU es un método tradicionalmente caro y prohibitivo para los sectores más vulnerables que difícilmente podrían pagar su costo sin la provisión del Estado”, según se destaca en el balance “Avances y desafíos”.
El Ministerio de Salud de la Nación, mediante una licitación pública internacional, adquirió 360.000 DIU: 180.000 unidades del modelo T Cu 380 y 180.000 unidades del modelo Multiload. La diferencia entre ambos es que tienen diferentes formas. No hay una recomendación científica que valorice más a uno por sobre el otro, pero el Multiload, supuestamente, molesta menos a la mujer en la colocación y es más requerido por los y las profesionales de salud y es el que, habitualmente, se utiliza en el sistema privado.
En octubre de este año, a través del programa Remediar, se van a entregar 90.000 unidades más, aproximadamente, en las provincias y en los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) que lo requieran. En los depósitos de almacenamiento del Ministerio de Salud de la Nación ya están la totalidad de los DIU Multiload, lo que garantiza que no habrá faltantes de insumos. Mientras que los DIU modelo T Cu 380 estarían llegando a la Argentina en los primeros días de septiembre –según aseguran en la cartera de Salud– y se distribuirían una vez que estén autorizados para su uso.
En definitiva, a diferencia de los años en que los anticonceptivos sólo se podían comprar (a un precio que hoy comienza en 400 pesos y sube en valor) o en momentos en que existió falta de provisión, en el 2011, los anticonceptivos están. Sin embargo, todavía persisten obstáculos para que las mujeres puedan acceder a un anticonceptivo que es definido como “eficaz, duradero, fácil de usar y reversible. Es uno de los métodos de mayor eficacia, dado que quita responsabilidad a la usuaria con respecto a la toma de pastillas o colocación de métodos de barrera antes o durante el coito”, como señala el médico e integrante del Servicio de Obstetricia del Hospital Italiano Mario Sebastiani.
Una de las problemáticas existentes es que los y las profesionales de salud los guardan en sus placares, que hay provincias conservadoras que prefieren no difundirlos, que los médicos optan por seguir colocándolos en sus consultorios privados o que se declaran objetores de conciencia. Por supuesto, no son todos los casos, pero sí algunos. Por eso, en algunas zonas del país las obstétricas (no obstetras, sino las tradicionales parteras) también colocan DIU.
En la realidad, esto ya sucede. Pero existe un vacío legal. “Todavía las licenciadas en Obstetricia de nuestro país no contamos con un marco legal que nos habilite a la colocación de DIU. Hoy nos rige la Ley 17.132 y figuramos como colaboras del médico. Por lo tanto la ley no nos ampara. Sin embargo, en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados están discutiendo el Proyecto de Ley sobre el Ejercicio de la Profesión Obstétrica y en esta nueva norma sí figura la colocación del DIU”, explica la licenciada en Obstetricia Carolina Nigri, de la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia.
Ella también revaloriza la capacidad de las llamadas popularmente parteras: “Las obstétricas y los obstétricos –que los hay– desempeñan un papel esencial en el control del embarazo, parto, puerperio y en actividades de prevención y promoción de la salud de la mujer. La Licenciatura en Obstetricia es una carrera de grado. La obstétrica/o es un recurso humano adecuado y capacitado para la atención integral de la mujer y su función ha sido reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el profesional adecuado para la reducción eficaz y sostenible de la mortalidad materna. Por eso, se hace imprescindible contar con un nuevo marco normativo y adecuado”.
A pesar de su importancia, el proyecto de ley se presentó en el 2007 y caducó por falta de tratamiento. En agosto de 2011 la iniciativa –de María Elena Petrona Chieno– está siendo nuevamente discutida para intentar su aprobación.
Sebastiani admite ampliar esta función a las obstétricas con una condición: la capacitación. “Todo depende del entrenamiento”, sostiene. Y agrega: “Mientras haya una referencia hacia los centros sanitarios y una actitud amigable hacia las obstétricas no sólo no le veo inconveniente, sino que favorecería esta modalidad. La obstétrica es una universitaria con cuatro años de formación que puede hacer partos, por lo que tiene todas las capacidades para poder hacer anticoncepción”. También la jefa del Servicio de Ginecología del Hospital Provincial de Neuquén, Gabriela Luchetti, empuja el empoderamiento de las parteras: “Es excelente que las obstétricas lo pongan porque ellas se comprometen más que los médicos”.
Otra mirada tiene la socióloga Cristina Tania Fridman, diplomada en Educación Médica: “Si bien las parteras están capacitadas dentro de la obstetricia, no estarían entrenadas para resolver las complicaciones médicas que se pueden producir en la introducción de este dispositivo en el cuerpo: por ejemplo, en la rotura de cuello de útero y perforación uterina y a posteriori. Obviamente, si en determinado contexto no hay personal médico capacitado, la formación de estos recursos humanos en anticoncepción puede ser de utilidad frente a la precariedad de recursos”.
Sonia Cavia, presidenta de Awaike, una asociación civil de Salud y Medio Ambiente e integrante de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento (Relacahupan), con el asesoramiento de la licenciada en Obstetricia Natalia Idiart, también se suma a esta posibilidad: “Colocar DIU sería parte de la continuidad de cuidados en salud sexual y reproductiva de las parteras, cuya función e incumbencia es acompañar, informar y asistir en todos los procesos de la salud de la mujer: sexualidad, gestación, parto, posparto, puerperio, lactancia y menopausia. Incluso, en la UBA existe un posgrado en salud sexual y reproductiva de la mujer que instruye en la colocación de DIU”.
Uno de los mitos sobre el DIU es que sólo favorece a adultas o mujeres que hayan parido. Sebastiani derriba este prejuicio: “Se puede usar a cualquier edad y esto implica que las adolescentes también son candidatas”. ¿En qué casos es recomendado? “En todas aquellas mujeres que tienen olvidos de los anticonceptivos orales, o falla la adherencia a los métodos de barrera y en las que quieran una anticoncepción segura.” También la ginecóloga y sexóloga Silvina Valente rescata esta opción para evitar embarazos no buscados por la posibilidad de “despreocuparse del cuidado sistemático de la reproducción no deseada”.
¿Cuáles son sus complicaciones? “El aumento en el sangrado menstrual, que eleva ligeramente la posibilidad de que haya un embarazo ectópico, que puede aumentar la incidencia de enfermedad inflamatoria pelviana –sobre todo en las mujeres que ya tienen una enfermedad de transmisión sexual y si existen múltiples parejas sexuales– y que en la colocación se puede perforar la pared uterina y hay que ver –en mujeres anémicas– si este dispositivo aumenta la anemia a través de un aumento del sangrado menstrual”, advierte Sebastiani.
Sin dejar de ver las complicaciones, por más razones que las racionales, este método a largo plazo es poco ofrecido a las mujeres. Gabriela Luchetti precisamente investiga el rol de los proveedores para que este dispositivo se coloque menos de lo aconsejable. “El DIU es el método más eficiente de anticoncepción y además da libertad, confidencialidad y autonomía a sus usuarias. Y su reversibilidad es inmediata: te lo sacás cuando querés y quedás embarazada”, explica. ¿Por qué entonces tanto anticonceptivo eficaz guardado entre candados? “Tenemos DIU para tirar para arriba. Pero los médicos son unos egoístas: estudian poco y hay muchos mitos que ellos mismos sostienen, lo ofrecen poco en los hospitales públicos porque da más trabajo (es más fácil hacer una recetita por pastillas), y a veces por ponerlo poco se desentrenan y evitan colocarlo porque les da temor la posibilidad de complicaciones en la inserción.”
Hay otro secreto a voces: los y las médicos/as prefieren cobrar la colocación del DIU en su consultorio particular u ofrecen hacerlo con anestesista para encarecer la intervención. La médica Mabel Bianco, presidenta de la Fundación Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM) e integrante del Comité Coordinador del Consorcio Nacional de Derechos Reproductivos y Sexuales (Conders) explicita: “A veces el DIU ofrece resistencia en los profesionales del sector público porque es un método que colocan en sus consultorios privados cobrándoles a las mujeres. Este es un negocio de los médicos que no los colocan en los centros de salud, pero sí lo hacen, a pocas cuadras, en sus consultorios privados”.
Bianco describe las razones por las cuales hay que sacar del closet mercantilista o conservador a este método anticonceptivo: “Una vez que lo colocan dura diez años y las usuarias sólo tienen que controlarlo cada seis meses. Es el más conveniente en tiempo de las mujeres (ya que no deben ir periódicamente a buscarlos) y su costo-beneficio es muy alto, porque no tiene ninguna acción colateral, ya que no posee drogas”.
¿Y por qué el nuevo rol de las parteras es tan revolucionario? Porque podrían detener los efectos autoritarios de los guardapolvos blancos. “Lamentablemente todavía hay resistencias en los profesionales que dicen que es abortivo, porque desconocen la forma de acción y porque los propios prestadores sostienen mitos como que muchas mujeres se embarazaron con el DIU (y esto sólo pasa si está mal colocado y se eliminó y no se dieron cuenta). Sin embargo, es un método que debe ser promovido activamente por los servicios de salud y las organizaciones de mujeres y jóvenes”, resalta Bianco. Y abre las puertas a que las parteras alienten a las mujeres a gozar de todos sus derechos sexuales: “Es clave en esta discusión ampliar las facultades de las obstétricas”.
Provincia de Buenos Aires: 37.400
Chaco: 1000
Chubut: 1200
Ciudad de Buenos Aires: 9000
Córdoba: 7300
Entre Ríos: 1000
Jujuy: 2300
Mendoza: 4400
Neuquén: 2300
Río Negro: 1800
Salta: 1500
San Juan: 2400
Santa Cruz: 1000
Santa Fe: 4100
Tierra del Fuego: 600
Otros efectores: 6354. Esta cifra comprende a la Dirección de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual (4700 unidades), Tren Sanitario (300 unidades), Colonia Montes de Oca (13 unidades) y Hospital Posadas (1200 unidades).
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