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La casa Guerlain simboliza desde 1828 a los perfumes más elegantes y extravagantes de la industria cosmética. La firma francesa fundada por Pierre François Pascal Guerlain hizo dinero la costumbre libertina de perfumarse cuando creó Eau de Cologne Imperial, la favorita de la emperatriz Eugenia, y la dispuso en un container con forma de abejita. El químico, que también fue perfumero del rey Charles X, ideó una fragancia por encargo para Balzac pensada para ser usada durante el proceso de escritura de Grandeza y decadencia de César Birrotteau.

Con el transcurso de las décadas se unieron al laboratorio los hijos y los nietos del fundador. Así fue como del laboratorio familiar salieron los aromas más exitosos de los años treinta: Liu, Vol de Nuit (en honor a Saint-Exupéry), Mitsouko (en 1919, como fragancia narrativa de un amor imposible y notas de bergamota y vetiver) y en 1925 Shalimar, por encargo del emperador hindú Shahjahan para su esposa, Mumtaz Mahal, quien murió luego de dar a luz a su hijo número catorce.

De esa saga perfumera de la maison Guerlain, Shalimar es la fragancia que más resistió el paso del tiempo como icono de la perfumería y desde mediados de 1990 se impuso como objeto de culto entre las nuevas generaciones de seguidoras de la moda. La modelo Kate Moss fue precursora en usarlo y en llevar al parfum contenido en un frasco de cristal de Baccarat y una cajita azul y dorada a modo de estuche en alguna de sus carteras para rockear.

La historia oficial del Shalimar reza que antes de su presentación tuvo una prueba piloto camino a Nueva York y a bordo de un transatlántico, cuando Raymond Guerlain perfumó a su esposa y la mujer cautivó aun a la orquesta del barco con sus fragancias. Con frecuencia su creador lo comparó con “un vestido escandalosamente escotado”.

Así como hace algunas temporadas Guerlain anunció un relanzamiento del frasco clásico, diseñado por Jade Jagger, experta en joyería además de hija del líder de los Rolling Stones, se vislumbraron atisbos de acercar la marca a nuevas generaciones de consumidoras y de seguidoras de la moda. Recordemos que su frasquito de cristal de Baccarat se inspiró en una cesta de frutas.

El revival del perfume sibarita llega ahora a la Argentina con un nuevo lanzamiento, en honor al clásico y para las generaciones 2011, denominado Shalimar Parfum Initial. A su campaña la protagoniza la modelo Natalia Vodianova, cuyo desnudo en blanco y negro fue fotografiado por el experto en moda Paolo Roversi. Y en ese aviso, casi tan voluptuoso como la figura de la Vodianova, emerge el frasco, rosado por el contenido, con un tapón y una borla gris azulino.

“¿Brigitte Bardot vista por Serge Gainsbourg a través de la canción ‘Initial’ o BB Afrodita saliendo del agua?”, plantea el discurso de marketing para su lanzamiento. En el catálogo que celebra la edición —-contiene primeros planos de las flores y elixires involucrados en su realización—, el actual perfumista de la firma, Thierry Wasser, cuenta que el disparador del Shalimar Parfum Initial fue el pedido específico de su joven sobrina. Agrega además que la premisa de hacer evolucionar el perfume en el tiempo, sin desnaturalizarlo e imaginar el futuro honrando el pasado, representó un desafío estético. Revela también el experto que la nueva fórmula se trabajó alrededor de cuatro materias: la rosa Centifolia, el lirio de Italia, la vainilla y el haba tonka —que huele a almendra especiada—. Sin duda es una versión más prêt-à-porter que el clásico, célebre por el dulzor de la vainilla matizada con bergamota y por embriagar con solo aplicarse una gota en las muñecas o en el lóbulo de la oreja. Pero tiene matices de caramelo y también de fruta confitada y lejos de la comparación con el escote pronunciado que hoy resulta naïve, ahora la musa va desnuda.

En cuanto al protagonismo de los perfumes en la industria de la moda, vale remitirnos a la proclama de Coco Chanel: “El perfume es el menos visible aunque el más inolvidable de los accesorios de moda”.