Viernes, 9 de septiembre de 2011 | Hoy
PANTALLA PLANA
Entre heroínas que enfrentan el miedo y el mal y villanas capaces de hacer castañetear los dientes a las y los espectadores, los personajes femeninos han tomado un lugar central en el terror de los últimos años. Una recorrida que dan ganas de comprar pochoclo, pero no de quedarse completamente a oscuras.
Por Moira Soto
Bastante más que asustadizas reinas del grito, los personajes femeninos de las películas de terror de las últimas décadas asumen un protagonismo decidido, ya como heroínas en lucha contra el Mal, ya como tremendas villanas vengadoras. Así se las puede ver en las recientes muestras del género Scream 4 y Atrapadas, donde –de todos modos– ninguna supera a la poderosa Carrie, que vuelve a pasarse por TV.
El tiempo no transcurrió en vano para Sidney Prescott, la protagonista de la saga Scream, que se sigue salvando por un pelito de ser acuchillada y que este año reapareció por cuarta vez en la cartelera cinematográfica, diez años después de la última entrega, con un aspecto ligeramente aseñorado que puede resultar de lo más simpático: su intérprete, Neve Campbell, ganó unos kilitos y se ha resistido al botox y otros retoques. Es decir, el aspecto ideal para encarnar a una chica que sufrió un triple calvario, perdió novios y familia, salió avanti, recuperó el equilibrio y a los 30 y pico acaba de publicar su libro autobiográfico, Desde la oscuridad, que viene a presentar en su pueblo, el ya familiar Woodsboro, donde comenzaron los asesinatos con arma blanca del (los) asesino(s) de la máscara evocadora del El grito, de Edward Münch.
En Scream 4, ingeniosa ramificación de la saga de Wes Craven donde se abren nuevos cauces a la reflexión y la autocrítica en un mundo cada vez más tomado por el voyeurismo tecnológico, las mujeres conducen la acción en todos los campos. Aparte de atender el teléfono y abrir la puerta, claro, y de mirar películas de terror. O al menos de intentar mirarlas como otrora la pobre rubita Drew Barrymore prologando la primera y brillante entrega de 1996. Scream 4 propone tres prefacios en los cuales seis chicas distintas, de a dos por vez, discuten sobre las versiones para el cine –Puñalada 1, 2, 3...– de los libros que la periodista Gale Weathers (Courtney Fox, otro pilar que permanece) escribió basándose en los famosos crímenes. Las morochas y las rubias (entre las cuales, Anne Paquin, protagonista de varias temporadas de la serie True Blood, y Kristen Bell, de otra serie, Veronica Mars, donde hizo de detective aficionada) discuten sobre las calidad de los films, sus reglas, el desarrollo de los personajes... Y una de ellas pagará con su sangre el desdeñar “toda esa basura posmoderna de autoconciencia que ya estaba en el ‘96”...
Los guiños, las citas (de Peeping Tom a Bambi, sin dejar de lado alguna realización del propio Craven) y las cavilaciones sobre el género y sobre esta saga en particular se suceden mientras se realiza una maratón de los capítulos de Puñalada, se vende merchandising en la calle, Sidney se reencuentra con su sobrina y van cayendo a manos del ubicuo enmascarado chicas bonitas de diverso coeficiente mental y también policías que se guían por lo que ocurre en las películas. La aplomada Sid, la ansiosa Gale y hasta la ingenua asistente del policía Dewey toman la iniciativa, se baten y terminan sacando algunas castañas del fuego. Si gritan, lo hacen sobre todo para pararle el carro al enmascarado de turno.
En cambio, no puede decirse que el gran John Carpenter –creador junto a Debra Hill de una memorable scream queen: Jamie Lee Curtis en el rol de Laurie Strode, en Halloween y secuelas– haya vuelto por sus mejores fueros en el reciente estreno Atrapada, thriller de psiquiátrico que se puede ver, para decirlo a la vieja usanza, como un ejercicio de estilo, con impecable secuencia de intento de huida. Después de la injustamente maltratada Fantasmas de Marte (sobre colonización del planeta rojo por parte de terrícolas, con fuertes personajes femeninos), Carpenter retrocede al filmar un guión esquemático que no lleva ni su firma ni su impronta casi siempre subversiva, que apenas se cuela en las imágenes que acompañan los títulos. Sin embargo, en un rol que viene con trampa, valen rescatar el rendimiento y el carisma de Amber Heard como una chica dura, inteligente, que no se entrega, quizás porque sabe que el fantasma que anda haciendo estragos en los pasillos de psiquiátrico de los ‘60, donde aún se practica el electroshock, es más bien trucho (un placer extra para fans de Mad Men encontrarse con que el médico regente está a cargo de Jared Harris, el intérprete de Lane Pryce en esa serie). De cualquier manera y dentro de sus límites, Atrapada es un Carpenter.
Y nadie que haya estimado, entre otras piezas de antología, La niebla o Sobreviven, puede dejar de echarle un vistazo indulgente.
Para tornar a la época del surgimiento de Michael Myers, el asesino serial inmortal de Noche de brujas (Halloween, 1978), nadie mejor que Carrie (1976), la adolescente quedada y escarnecida que junto con la llegada tardía de la primera menstruación, descubre poderes telekinéticos que usará –cómo no– para exterminar a los/as que la dañaron y sus satélites, ya en pleno dominio de sus facultades brujeriles. La revancha de la marginada y humillada Carrie –magníficamente actuada por Sissy Spacek– estalla con una potencia estremecedora en esta obra maestra de Brian de Palma. Ella no grita, hace gritar por ejemplo a Sue (Amy Irving) en un final de fuerte sobresalto, copiado luego hasta la saturación.
Carrie, el lunes 12 de septiembre a las 22 por TCM.
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