Viernes, 6 de abril de 2012 | Hoy
MONDO FISHION
Por Victoria Lescano
La socióloga y escritora Susana Saulquin inició un ciclo de encuentros –el próximo será el 16 de mayo en el CMD– para fundamentar modos de transitar las temporadas 2012 a 2015, regidos por el concepto “De la bruma a la transformación”. “Me pareció una metáfora muy descriptiva del momento actual con una doble lectura. En la bruma las formas y las referencias se disuelven, los caminos seguros desaparecen y se impone la transparencia como obligación. Desde el pequeño volcán de Islandia que empañó Europa con sus cenizas hasta el Puyehue chileno, las referencias climáticas se imponen. Desde el romanticismo también sabemos que en un paisaje con bruma sólo se destacan las individualidades aunque en la actualidad, éstas no están solas sino conectadas digitalmente”, dijo Saulquin acerca de los disparadores de su nueva investigación.
–En el escenario de la moda y el diseño, la reconfiguración remite entre otras nuevas miradas, al nuevo lugar de importancia de la vestimenta que ya no busca expresar solamente la originalidad y la personalidad, sino la argumentación o justificación ética generalmente vía redes sociales, que respaldan la elección de las prendas elegidas. La Preservación vista como anticipación de las acciones y no tanto como protección, busca no dilapidar los recursos como un primer paso hacia la estabilidad y durabilidad de las prendas. Este nuevo y necesario esquema para la supervivencia de la sociedad, aleja la práctica de usar-tirar-comprar, causante de generar cantidad de basura industrial. Considero que el Poder ambiental remite al cuidado de los recursos naturales: por ejemplo del nuevo lugar del algodón, que no siendo orgánico utiliza el 25 por ciento de los pesticidas a nivel mundial. Mientras que en Inmersión digital se puede ver el ejemplo de las comunidades de intereses compartidos en las estrategias de encuentros usando las redes sociales. Así como Toshiba creó los espejos interactivos que permiten a la compradora de una prenda conectarse con sus amigos para que opinen cómo le queda lo que se está probando, la francesa Mondéfile.com hace accesibles las prendas de jóvenes diseñadores a precios reducidos. Los más elegidos por los “internautas” son producidos para la venta. Y entre los ejemplos de los nuevos procesos en los negocios que abrazan la austeridad como organización, está la marca española Desigual, que en febrero inauguró un espacio de 800 metros cuadrados para sus colecciones; pero es un lugar conceptual, sin stocks y para que sus clientes encarguen sus pedidos que se mandan a sus casas una vez producidos.
–La importancia enorme de las comunidades, de los colectivos de diseñadores y de las relaciones cara a cara, es la contratendencia que aparece frente a una posible “deshumanización” de las relaciones vía web. Existe un nuevo encantamiento de esos lazos sociales que se creían perdidos, como asimismo el rediseño en los espacios de las casas que hacen foco en reunirse “alrededor del caldero”.
–Así como antes se buscaba empujar los límites de la naturaleza, actualmente se busca hacerlo con los materiales. Por ejemplo en la Saint Martins School of Arts londinense, siempre a la vanguardia de los diseños, Kerry Greville exploró el potencial material del cuerpo en una investigación llamada Recycling the Dead. Asimismo, Mianmian Zheng trabajó con un textil Emocional Craft, que podía expresar en su superficie emociones intangibles.
–Entre la cantidad de indicadores que se enfocan en esa dirección está el dilema que planteó Dior, cuando se dio cuenta de que con el equipo de artesanos tradicionales de la maison, quienes salieron a saludar en el desfile post Galliano con sus delantales de trabajo, había aumentado sus ventas.
–Durante el siglo XX la importancia en el universo de las modas descansaba en la estética. La obsesión por la producción y por lograr consumos máximos necesitaba de lo que muchos teóricos llaman “la estetización de la vida cotidiana”. Con el comienzo del XXI, comparto la posición de Michel Maffesoli, cuando afirma que frente a la ausencia de una moral general, existen pequeñas éticas del presente que se van a articular con la sensibilidad general estética. En este mismo sentido el sociólogo italiano Francesco Moracce sostiene que la ética no debe sancionar el sentido estético, es decir que no por incorporarla se deba renunciar al concepto aplicado por el diseño. En cuanto a la nueva estética, debe reflejar los principios éticos del cuidado de los recursos humanos y del planeta: prendas libres y alejadas de talleres esclavos, respetando las acciones del comercio justo y no explotando los recursos naturales. Por eso la moda más que comunicar originalidades está comenzando a comunicar las argumentaciones éticas que respaldan el vestuario elegido.
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