Viernes, 11 de mayo de 2012 | Hoy
[IN CORPORE]
Seis de cada diez adolescentes en la Argentina ya debutaron, y la edad promedio de iniciación sexual es a los 15 años, según el informe “Conocimientos, actitudes y prácticas en VIH y Salud Sexual y Reproductiva y uso de tecnologías de la información y la comunicación entre adolescentes en Argentina”, realizado durante el 2011, por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Fundación Huésped.
En este sentido, es fundamental la aplicación efectiva de la Ley de Educación Sexual Integral, aprobada en el 2006 pero todavía sin llegada a la totalidad de las aulas, ya que la sexualidad adolescente es una realidad, no una fantasía o posibilidad. De hecho, sólo tres de cada diez alumnos/as relataron que la escuela cumplió con su obligación de enseñarles los diferentes métodos anticonceptivos para evitar un embarazo no buscado.
Los métodos más conocidos por los chicos y chicas son el preservativo (96 por ciento), las pastillas anticonceptivas (65 por ciento) y, en menor medida, el DIU (22 por ciento). “Se observa una diferencia marcada por los roles de género, ya que las pastillas y el DIU son más mencionados por las mujeres, que son quienes los administran; a diferencia del preservativo, que es administrado por el varón, con menos posibilidades de decisión por parte de la mujer”, alerta el informe.
Una buena noticia es que una gran mayoría de los y las adolescentes manifestó cuidarse con el único método anticonceptivo que además previene del VIH en su primera vez. El 89 por ciento de ellos y ellas usó preservativo. “Se observa que el 11 por ciento de los participantes no utilizó preservativos en aquella primera relación sexual, con mayor cantidad de casos en adolescentes del interior del país”, señala la publicación presentada por Pedro Cahn, director de la Fundación Huésped, y Andrés Franco, representante de Unicef en Argentina. La vulnerabilidad muestra matices regionales. Pero también temporales. Los chicos y las chicas se cuidan más la primera vez que la segunda, la tercera o la décima. El 69 por ciento se cuida siempre –con distintos métodos anticonceptivos–, el 20 por ciento la mayoría de las veces, el 5 por ciento casi nunca, y directamente no se cuida el 6 por ciento de quienes fueron encuestados.
Las diferencias de género parecen matices, pero pesan. Las mujeres se cuidan un poco menos que los varones, ya que el 68 por ciento de ellas siempre usa pastillas, inyecciones, preservativos, DIUs o pastillas para hacer el amor y ellos toman recaudos o se fijan que su pareja lo haga en el 69 por ciento de los casos. Mientras que, entre quienes usualmente se cuidan, los varones (22 por ciento) son mayoría, en comparación con las jóvenes (17), y llama la atención que un 8 por ciento de las encuestadas aceptó no ser preservado de enfermedades de transmisión sexual o un embarazo no buscado –seguramente por vulnerabilidades culturales y sociales– y la cifra es menor (4 por ciento) entre sus pares hombres, según la respuesta de 1100 chicos y chicas de entre 14 y 19 años, de ambos sexos; en la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, Mar del Plata, Gran Córdoba, Gran Rosario, Gran Mendoza, Gran San Salvador de Jujuy, Posadas (Misiones) y General Roca (Río Negro).
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